
¿Cómo estudiar? Buena pregunta, que, como todas las buenas preguntas, tiene múltiples respuestas. El artículo de Jeffrey D. Karpicke and Henry L. Roediger, III, «The Critical Importance of Retrieval for Learning,» Science Vol. 319. no. 5865, pp. 966 – 968, 15 February 2008, trata de buscar una buena respuesta. ¿Cuándo hemos aprendido bien? Cuando el alumno es capaz de obtener la respuesta correcta a una pregunta (superar los exámenes). Los investigadores han estudiado el aprendizaje de palabras de un idioma extranjero mediante cuatro experimentos diferentes. En el primero, los alumnos estudian todo el vocabulario, reciben un examen «aleatorio», vuelven a estudiar todo, vuelven a pasar un examen «aleatorio», etc., (estudia todo y se le pregunta de todo). En el segundo, cuando un alumno supera una questión en un examen, ya no se le vuelve a preguntar nunca más, pero sí sigue estudiándola (estudia siempre todo pero se le pregunta selectivamente). En el tercero, cuando el alumno supera una cuestión en un examen, ya no la vuelve a estudiar más, pero puede volver a caer en los exámenes (estudia selectivamente pero se le pregunta de todo). Y en el cuarto, cuando el alumno supera una cuestión, ya no se le vuelve a preguntar nunca más ni la vuelve a estudiar (estudio selectivo y exámenes selectivos).
¿Cuáles son los resultados? Volver a estudiar lo ya aprendido no mejora los resultados en los futuros exámenes. Sin embargo, «sufrir» repetidos exámenes de lo mismo sí mejora el recuerdo de lo aprendido. El estudio demuestra la enorme importancia de recordar periódicamente lo aprendido («sufrir» exámenes repetidos) para reforzar los conocimientos (no hay que volver a estudiarlos pero sí hay que sufrir siendo cuestionado sobre ellos). La evaluación continua del conocimiento se muestra como extremadamente eficaz.
En los experimentos, alumnos universitarios han tenido que aprender reiteradamente una lista de 40 pares de palabras, donde una es en swahili y la otra en inglés (por ejemplo, mashua-boat), y sufrir exámenes sobre ellas, en los que se les pergunta una de las dos palabras y tienen que recordar de memoria la otra (y escribirla correctamente). Los alumnos tras el primer estudio de los 40 pares fueron interrogados sobre cuántos recordarían una semana más tarde (sin conocer cómo se le obligaría a re-estudiar y ser re-examinado, es decir, en cuál de los 4 casos estaba). En media predijeron que recordarían el 50%. Sin embargo, sólo lograron recordar del orden del 21% de los pares.

Porcentaje de aciertos acumulados en los exámenes (0.8 es nota de 8 sobre 10) en los cuatro casos.
Los resultados muestran que en el aprendizaje es más importante hacer exámenes que estudiar con objeto de lograr un recuerdo a largo plazo de lo estudiado (eso ya lo saben los que preparan oposiciones que buscan a alguien les haga preguntas sobre lo estudiado para recordarlo mejor). Estudiar repetidamente cosas sin recibir exámenes sobre ellas no produce ninguna mejora apreciable en el aprendizaje una semana más tarde. Como muestra la figura los resultados son dramáticos.
Un punto interesante del estudio es que, lo ya aprendido, volverlo a estudiar, no sirve de nada. Si ya lo sabemos por mucho que lo volvamos a estudiar, no vamos a recordarlo mejor. Además, el estudio para indicar que la velocidad con la que olvidamos lo que aprendido no depende de lo rápido que lo aprendiéramos, sino de la práctica (superación de test en este estudio) que hemos hecho de dichos conocimientos. Si no los practicamos, los olvidamos más rápidamente.
A nadie le gusta estudiar, pero menos aún superar exámenes. Sin embargo, esto último es lo mejor para aprender. Por lo que para superar los exámenes de «los otros» hay que realizar tests de auto-evaluación y superar los «nuestros propios».
El blog ¿Cómo Estudiar? puede ser de vuestro interés.
El libro de Ken Bain titulado «Lo que hacen los mejores profesores universitarios» es interesante y tiene ideas para reflexionar y actuar (la web enlazada es un resumen). Os lo recomiendo.
«La buena docencia puede aprenderse».
PS (22 feb. 2010): Os gustará el artículo de Mónica Salomone, «Dormir para ‘vaciar’ el hipocampo … y seguir aprendiendo,» El País, 22 feb. 2010 [visto en Menéame]. Os copio algunos extractos.
«Una noche en vela reduce la capacidad de asimilar conocimientos en casi un 40%», explica el científico Matthew Walker
El sueño es necesario para aprender. El trabajo de Matthew Walker, de la Universidad de California en Berkeley, refuerza la teoría de que el sueño limpia la memoria a corto plazo y deja sitio libre para más información. Los recuerdos de los hechos del día se almacenarían temporalmente en el hipocampo -área identificada hace tiempo como importante en la memoria- para después ser enviados a la corteza prefrontal, que dispone, probablemente, de más capacidad. «Es como si el buzón de correo entrante del hipocampo se llenara, y simplemente no van a entrar mensajes nuevos hasta que se vacíe», dice Walker. «Los recuerdos rebotarán hasta que duermas y los muevas a otra carpeta». La limpieza del buzón del hipocampo tiene lugar sobre todo durante una fase del sueño llamada fase 2 del sueño no-REM. La mitad del tiempo de sueño transcurre en esta fase, explicó Walker, y «no podía creer que la naturaleza dedicara tanto tiempo a algo sin motivo».
El proceso está íntimamente relacionado con el aprendizaje. En uno de sus experimentos más recientes, Walker hizo que 39 jóvenes aprendieran una tarea específica durante un tiempo determinado, a mediodía. Todos tuvieron resultados similares. Pero a las dos de la tarde la mitad de ellos durmió una siesta y la otra mitad no, y de nuevo a las seis se dedicaron a aprender. Esta vez los que no habían dormido tuvieron resultados peores, mientras que los de la siesta mejoraron.
Así que Walker repite un consejo que no sonará nuevo a los estudiantes: pasar la noche despierto estudiando antes del examen no es en absoluto una buena idea. «Una noche sin dormir reduce la capacidad de asimilar conocimientos en casi un 40%»; las regiones cerebrales implicadas «se cierran» durante la falta de sueño.