La universidad tiene un doble papel formativo, producir profesionales competentes y formar a los futuros investigadores. Los cursos masivos online, MOOC por sus siglas en inglés, están transformando la educación superior en todo el mundo. Estos cursos están diseñados para que participen miles de estudiantes de forma simultánea (en el verano de 2011 un curso de inteligencia artificial ofrecido por la Universidad de Stanford, California, atrajo a 160 000 estudiantes de todo el mundo, de los que 23 000 lo culminaron con éxito). ¿También servirán para formar a los futuros investigadores? Normalmente, en la universidad presencial los profesores seleccionan a los mejores estudiantes y les orientan hacia la investigación. ¿Se puede realizar lo mismo en los cursos masivos online? La universidad tiene mucho inercia y en las últimas décadas nunca se había producido un cambio tan rápido y tan importante como se está produciendo en estos momentos. Todo lo que ofrecen las universidades tiene que cambiar para adaptarse a la nueva filosofía de los cursos masivos online, incluyendo la formación de investigadores. Las grandes universidades de EEUU son conscientes de ello y están acelerando todos los cambios necesarios para posicionarse en la cabecera del pelotón. Nos lo cuenta M. Mitchell Waldrop, «Online learning: Campus 2.0. Massive open online courses are transforming higher education — and providing fodder for scientific research,» Nature 495: 160-163, 14 March 2013.
Según la Conferencia Mundial sobre Educación Superior 2009 de la UNESCO, la tendencia dominante en la educación superior es la masificación. Casi un tercio (29,3%) de la población mundial son menores de 15 años. En el mundo hay 165 millones de personas matriculadas en la educación terciaria (datos de 2011) y para el año 2025 se espera que se alcance un pico de 263 millones de personas. Para acomodar los 98 millones de nuevos estudiantes universitarios en el mundo se han de crear cuatro universidades de 30 000 alumnos cada semana durante los próximos quince años. La movilidad de estudiantes va en aumento, pero la solución a bajo coste más obvia son los nuevos modelos de enseñanza masiva online. Más información en Stamenka Uvalić-Trumbić, Sir John Daniel, «Let a thousand flowers bloom! Rankings and Accountability in Higher Education: Uses and Misuses,» UNESCO GLOBAL FORUM, UNESCO, Paris, 16-17 May 2011.
Las ventajas de los cursos MOOC son bien conocidas. Por ejemplo, pueden incorporar décadas de investigación pedagógica sobre cómo los estudiantes aprenden mejor y permiten que los profesores se liberen de la monotonía que supone repetir lo mismo todos los años en cursos introductorios. Además, la información sobre los alumnos y su proceso de aprendizaje que se puede recabar gracias a los datos que se pueden obtener a partir de la participación online de miles de alumnos promete revolucionar la investigación en pedagogía, con lo que los cursos MOOC acabarán reinventándose varias veces en los próximos lustros. Sin embargo, también hay problemas. Las empresas MOOC se enfrentan al reto del alto fracaso (baja tasa de finalización), de cómo obtener beneficios y de cómo involucrar de forma masiva a los profesores (muchos no muy convencidos de las ventajas que para ellos suponen este tipo de cursos). Por otro lado, los sistemas de educación superior públicos, como el español, se enfrentan al reto de reinventar la rueda o incorporarse a la tendencia en EEUU confiando la labor de gestión a empresas privadas. Producir un vídeo de alta calidad requiere muchas horas de trabajo y un equipo de profesionales. ¿Quién va a financiar los costes?
Pero la cuestión que quiero poner sobre la mesa en esta entrada es la formación de científicos e investigadores. ¿Habrá algún día cursos MOOC de postgrado y doctorado que habiliten a una tesis doctoral? A priori, nada parece impedirlo. ¿Puede realizarse una tesis doctoral vía online sin contacto físico con el director de la tesis y su equipo? Para la dirección de la tesis doctoral a miles de alumnos que han superado los cursos doctorado no parece factible recurrir a miles de profesores doctores. ¿Puede un gran investigador dirigir de forma masiva cientos de tesis doctorales de calidad? En mi opinión, el cuello de botella de la educación MOOC es el doctorado (la formación de doctores). Quizás el futuro de los sistemas universitarios públicos, como el español, sea la formación de doctores. ¿Sabrá España recoger el testigo?
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