¿Estás preparado para un mundo con más de 400 ppm de CO2 en la atmósfera?

Dibujo20130504 measurements atmospheric co2 levels at mauna loa - hawaii

Pronto la concentración global de dióxido de carbono (el gas de efecto invernadero más importante) superará durante un mes completo las 400 partes por millón, pero volverá a bajar (pues su dinámica es oscilatoria); de hecho, el 29 de abril de 2013 se alcazaron los 399,50 ppm. En un par de años, la concentración superará los 400 ppm durante todo un año (algo que no pasaba en nuestro planeta desde el Plioceno, hace más de tres millones de años). Quizás es el momento de hacer balance, de dónde venimos y hacia dónde vamos. En 1958, cuando se empezó a medir con precisión la concentración de CO2 estaba en unos 316 ppm (antes de la revolución industrial se estima que estaba en unas 280 ppm). Las mediciones del Global Carbon Project suelen tomar como referencia las medidas desde la estación del volcán Mauna Loa, en Hawaii, a 3.400 metros de altura, que muestran un crecimiento sostenido sin ninguna señal de estabilización. Si el nivel de CO2 se mantiene por encima de los 400 ppm durante el resto del siglo XXI, a finales de este siglo la temperatura media de la Tierra podría aumentar entre 2 y 2,4 grados. Las consecuencias pueden ser terribles. Nos lo cuenta Richard Monastersky, «Concentrations of greenhouse gas will soon surpass 400 parts per million at sentinel spot,» Nature 497: 13-14, 02 May 2013. Los valores actualizados día a día en CO2now.org.

PS: Por cierto, la relación entre concentración de CO2 y temperatura en los últimos 22000 años fue publicada en Nature el año pasado (Jeremy D. Shakun et al., «Global warming preceded by increasing carbon dioxide concentrations during the last deglaciation,» Nature 484: 49–54, 05 April 2012).

Dibujo20130507 CO2 concentration and temperature - last 22 kyr

Las últimas noticias sobre cambio climático en Nature Geoscience

¿Influye la dinámica solar en el cambio climático? Dos estudios paleoclimáticos publicados en Nature Geoscience indican que durante el Holoceno tardío las tormentas en el Atlántico Norte y el deslizamiento de las placas de hielo variaban con un ciclo de unos 1500 años, independiente de las características del forzamiento solar. El dióxido de carbono es un gas de efecto invernadero, pero ¿cómo afecta a la termosfera? Por sorprendente que parezca, las medidas mediante satélites indican que el dióxido de carbono está enfriando la parte superior de la atmósfera, la termosfera. Tres artículos curiosos en Nature Geoscience que merece la pena reseñar.

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Francis en ¡Eureka!: La sequía que puso fin a la civilización maya registrada en una estalagmita en Belice

«El fin de la civilización maya,» en la sección ¡Eureka! de La Rosa de los Vientos, Onda Cero. Si te apetece oír el podcast, sigue este enlace.

La cultura maya volverá a estar de moda el próximo mes porque se supone que se acerca el final de un ciclo del calendario Maya, el día 13.0.0.0.0 del calendario maya se asocia al 21 de diciembre de 2012, sin embargo, un cálculo más riguroso apunta a una fecha posterior. La fecha del 21 de diciembre se obtuvo a principios del siglo XX en el marco de la llamada cronología estándar GMT, por sus autores Goodman (1905),  Martínez (1926) y Thompson (1927), que analizaron un códice maya, el Códice de Dresde; los códices mayas son libros escritos con caracteres jeroglíficos antes de la llegada de Colón a América. El códice de Dresde (llamado así porque está guardado en esta ciudad alemana) explica el calendario maya e incluye un calendario de las conjunciones del planeta Venus. El análisis estadístico de las fechas de estas conjunciones permite ajustar el calendario maya al calendario actual. El análisis estadístico realizado a mano de este calendario dio como fecha final del primer ciclo el 21 de diciembre de 2012. Pero estudios arqueoastronómicos más modernos, realizados a finales del siglo XX utilizando ordenadores, como los realizados Andreas Fuls y Bryan Wells, apuntan a que la fecha del calendario maya 13.0.0.0.0 corresponde a una fecha aún lejana, entre el 21 y el 23 de diciembre del año 2220. Más información en este blog en «Cómo se calcula que el 21-12-2012 corresponde al día 13.0.0.0.0 del calendario Maya,» 3 nov. 2009.

Los libros de historia afirman que la civilización Maya tuvo su esplendor entre el año 300 y el 900 de nuestra era, pero que sufrió un declive muy rápido, hasta casi desaparecer mucho antes de la llegada de Colón. ¿Qué pudo pasar? Los historiadores no se ponen de acuerdo sobre las razones por las que una civilización tan avanzada como la Maya, que se desarrolló en las selvas tropicales de centroamérica, Guatemala, Belice, Mexico y Honduras entre los siglos IV a X de nuestra era, acabó desapareciendo mucho antes de la llegada de Colón. Algunos creen que la causa fue la superpoblación y la degradación de su sistema agrícola. Otros apuntan a guerras por el poder político. Pero la opinión más firme es que ocurrió un cambio en el clima, una gran sequía en la región que pudo jugar un papel determinante.

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El cambio climático, la capa de hielo de Groenlandia y su efecto sobre el nivel del mar

Este verano mucha gente se alarmó con la noticia, el 12 de julio de 2012, el 98,6 % de la superficie helada de Groenlandia estaba cubierta por una finísima capa de agua según los datos de 3 satélites. Un hecho tan excepcional que la última vez que ocurrió fue en 1889 y la siguiente anterior hace 7 siglos en el periodo caliente medieval (óptimo climático medieval). La razón era una masa de aire caliente que se había situado encima de Groenlandia. Pocos días más tarde la situación se normalizó. Todos los veranos ocurre este deshelio superficial, pero lo habitual es que no se supere el 50% de la superficie. Sin embargo, en los últimos años se batieron récords consecutivos en 2005, 2007, 2010 y 2012.

Groenlandia es muy grande y aunque la capa de agua es muy fina, podemos preguntarnos qué pasa con todo ese agua. Un estudio in situ publicado en Nature nos ofrece la respuesta. La mayor parte se infiltra en la capa de hielo a través de los poros del hielo y se vuelve a congelar. A partir de las medidas, los autores del estudio estiman que se puede infiltrar una cantidad máxima de unos 322  ±  44  gigatoneladas. El exceso de agua viaja por la superficie del hielo, alcanzando grandes distancias, influyendo a su paso en el flujo local de hielo; la parte más cercana a la costa puede incluso llegar a caer al mar, contribuyendo a la elevación de su nivel. Lo más interesante del estudio es que los poros del hielo se rellenan más rápido de lo que se deshiela la superficie, luego a largo plazo, el deshielo de Groenlandia acabará teniendo un efecto importante sobre el nivel del mar. El artículo técnico es J. Harper, N. Humphrey, W. T. Pfeffer, J. Brown, X. Fettweis, «Greenland ice-sheet contribution to sea-level rise buffered by meltwater storage in firn,» Nature 491: 240–243, 08 November 2012. El artículo que fue noticia este verano es S. V. Nghiem, D. K. Hall, T. L. Mote, M. Tedesco, M. R. Albert, K. Keegan, C. A. Shuman, N. E. DiGirolamo, and G. Neumann, «The extreme melt across the Greenland ice sheet in 2012,» Geophys. Res. Lett. 39: L20502, 2012.

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Francis en ¡Eureka!: El huracán Sandy y su relación con el cambio climático

Huracán Sandy en la costa este de EEUU.

Este fin de semana he hablado en la sección ¡Eureka! de La Rosa de los Vientos, Onda Cero, sobre el huracán Sandy y el cambio climático. Si te apetece escuchar el audio, sigue este enlace

Políticos pro cambio climático como Al Gore y algunos climatólogos han dicho que el huracán Sandy ha sido tan devastador debido al cambio climático. ¿Qué conexión hay entre el huracán Sandy y el cambio climático? Desde un punto de vista científico no hay ninguna relación entre un fenómeno meteorológico local, como el huracán Sandy, y un fenómeno climático global, como el cambio climático. A día de hoy, no hay ninguna prueba científica de que el cambio climático haya podido influir en que el huracán Sandy haya causado un efecto tan devastador en amplias zonas del Caribe y de la costa este de EEUU. Obviamente es una tragedia que haya más de 100 fallecidos en EEUU y 69 en el Caribe. Pero las palabras de Al Gore que apuntan a que Sandy es una «señal» del cambio climático no tienen base científica.

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El cambio climático y los modelos de simulación por ordenador

Hay una cosa que no me gusta de algunos artículos que hablan sobre el cambio climático, la tranquilidad con la que describen lo que pasará en el próximo siglo. Acabo de leer un artículo en Nature que presenta una figura que predice las pérdidas de hielo (en billones de kilogramos (Gt) por año) en una cierta región de la Antártida (la costa del Mar de Weddell mostrada en la figura de abajo) desde el año 1860 hasta el 2200. Has leído bien, predicen lo que pasará dentro de 190 años. ¿Cómo evolucionará el clima global de la Tierra en los próximos dos siglos? ¿Cómo evolucionarán las corrientes oceánicas circumpolares? Por muy buenos que sean los modelos numéricos del clima global (en este artículo se ha usado HadCM3), que no lo son, extrapolar sus resultados durante dos siglos me parece excesivo. En mi opinión, estos resultados lo único que hacen es alimentar con argumentos fáciles a los escépticos del cambio climático; los expertos deberían evitar este tipo de figuras tan exageradas, especialmente, en revistas tan leídas como Nature. La figura está extraída del artículo de Hartmut H. Hellmer, Frank Kauker, Ralph Timmermann, Jürgen Determann & Jamie Rae, «Twenty-first-century warming of a large Antarctic ice-shelf cavity by a redirected coastal current,» Nature 485: 225–228, 10 May 2012. Ver también Angelika Humbert, «Cryospheric science: Vulnerable ice in the Weddell Sea,» Nature Geoscience, Published online 09 May 2012.

La simulación numérica de la evolución del clima global durante el siglo XXI requiere el uso de los supercomputadores más poderosos del mundo. Los modelos numéricos más avanzados del clima global que acoplan el comportamiento de la atmósfera, los océanos y los casquetes de hielo trabajan dividiendo la Tierra en regiones de unos 100 km² (en los modelos de regiones más pequeñas se reduce este número a entre 10 y 20 km²); bajar a una resolución de unos 5 km² (que requiere una potencia de cómputo unas 160 mil veces mayor que la actual) no estará disponible en los próximos 5 años.  El mayor problema de estos modelos son el gran número de fuentes de incertidumbre; por ejemplo, el efecto de la polución en la dinámica de las nubes se está empezando a incluir desde hace solo unos meses, como nos recuerda Jeff Tollefson, «Climate forecasting: A break in the clouds,» Nature 485: 164–166, 10 May 2012; ¿cómo predecir el efecto del vulcanismo en el presente siglo?

El cambio climático es una realidad demostrada científicamente, pero predecir cuál será su efecto en el año 2100 (no digamos ya en el 2200) es prácticamente imposible.  ¿Aumentará la temperatura global 1 ºC o 2 ºC o incluso 4 ºC? La realidad es que nadie lo sabe con certeza. Lo mejor que podemos hacer en la actualidad es estudiar un gran número de modelos diferentes y comparar sus predicciones entre sí.

El efecto en el cambio climático del mesozoico del metano producido por los grandes saurópodos

Hay estudios que merecen un premio Ig Nobel solo por el título. El metano es un gas con un potente efecto invernadero y su producción en la ganadería intensiva influye en el calentamiento global. En España, se estima que las flatulencias y el estiércol del ganado representan el 5,75% de las emisiones; en ciertos países se efecto alcanza el 30% del total. Se publica en Current Biology un breve artículo que afirma que en el mesozoico, la producción de metano por los grandes dinosaurios tuvo un efecto importante en el cambio climático en aquella época. Obviamente, cuantificar la producción de metano durante la digestión de la comida de un dinosaurio no parece fácil. Los saurópodos, dinosaurios de cabeza pequeña y largo cuello, se encuentran entre los animales más grandes que han poblado la Tierra. Estimar su densidad es difícil y los números varían entre pocos ejemplares por kilómetro cuadrado a varias decenas. David Wilkinson, Universidad de Liverpool John Moore, y sus colegas de la Universidad de Londres y de la Universidad de Glasgow estiman una densidad de megaherbívoros de 11 a 15 animales por kilómetro cuadrado, con una densidad de biomasa de alrededor de 42.000 kg/km². Este valor medio implica que en las áreas de la Tierra con gran vegetación, el valor alcanzaba los 200.000 kg/km² (unos diez saurópodos con una masa de 20.000 kg). Se estima que la producción de metano de un herbívoro rumiante moderno es de 0,18 litros por día por cada kilogramo de masa corporal. Aplicando este valor a los saurópodos se obtienen unas emisiones de unos 2675 litros de metano por día para cada animal (en peso son unos 1,9 kg de metano para condiciones estándares de temperatura y presión). Las emisiones anuales se estiman en 6,9 toneladas de metano por kilómetro cuadrado al año, totalizando unos 520 millones de toneladas de metano al año en todo el planeta. Este valor es comparable a la emisión moderna de metano (como muestra la figura que abre esta entrada). Los autores del estudio creen que su estimación es pesimista y que siendo un poco más optimistas se podría duplicar este valor de emisiones. Por ello concluyen que estos grandes dinosaurios contribuyeron de forma sustancial a la composición global de metano en el medio ambiente del mesozoico. David M. Wilkinson, Euan G. Nisbet and Graeme D. Ruxton, «Could methane produced by sauropod dinosaurs have helped drive Mesozoic climate warmth?,» Current Biology 22: R292-R293, 8 May 2012. Me he enterado gracias a «Dinosaur gases ‘warmed the Earth’,» BBC News, 7 May 2012. Ver también Lubos Motl, «Brontosauruses’ flatulence: as much methane as civilization,» TRF, 8 May 2012.

¿Qué importancia tiene este estudio? Si se confirma este estudio se podría utilizar el mesozoico para estudiar el efecto global a largo plazo de las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que ayudaría a la mejora de los modelos climáticos actuales.

PS: EFEverde, «El metano de las «flatulencias» de dinosaurio pudo calentar el planeta,» Madri+d, 8 mayo 2012. Copio el primer párrafo: «La investigación, realizada por un grupo de científicos de universidades británicas y publicado en Current Biology, calcula que los dinosaurios gigantes herbívoros -saurópodos- podían emitir conjuntamente hasta 520 millones de toneladas anuales del gas con efecto invernadero. Para hacer el cálculo, los expertos analizaron la proporción de metano emitida por los herbívoros actuales, como vacas y otro tipo de ganado, según su biomasa.»

PS: Michael Marshall, «Sauropod farts warmed the planet,» NewScientist, 07 May 2012.

PS (16 mayo 2012): Miguel Vicente, «Las ventosidades de los dinosaurios y el cambio climático,» Microbichitos, Blogs El País, 14 de mayo de 2012.

Campos masivos de aerogeneradores han incrementado la temperatura media nocturna de una pequeña región de Texas en unos 0,75 grados en la última década

Un equipo de investigación liderado por Liming Zhou, Universidad Estatal de Nueva York en Albany, usando datos de satélites, ha demostrado que los campos de aerogeneradores (molinos de viento) incrementan la temperatura noctura en la región donde están instalados hasta 0,72 grados por década, respecto a las zonas donde no están instalados. El resultado lo han publicado en Nature Climate Change, tras el análisis de los datos de satélites para la temperatura en la parte central de Texas, donde se encuentran los mayores campos eólicos del mundo (en la región estudiada se han instalado 2358 molinos de viento entre 2001 y 2011), entre los años 2003 y 2011. Los autores creen que la causa es que los que diseñan los campos de molinos eólicos eligen los lugares donde hay más viento por lo que alteran el enfriamiento natural convectivo provocando una deriva térmica hacia un «clima» local más cálido. El artículo técnico es Liming Zhou et al., «Impacts of wind farms on land surface temperature,» Nature Climate Change, Published online 29 April 2012. Merece la pena ojear la información suplementaria que incluye gran número de figuras que detallan los puntos más relevantes del análisis.

Los autores han preparado un Q&A sobre el estudio para los medios. Primero, aclaran que es el primer estudio observacional que demuestra el calentamiento de la zona donde están instalados parques eólicos (hay estudios previos pero sus resultados, según los autores, son menos firmes). Segundo, han medido la temperatura de la «superficie» entendida como tal la que pueden medir los satélites; esta temperatura no corresponde a la temperatura del aire (lo que nos ofrecen los partes meteorológicos). Tercero, su hipótesis es que las aspas de los molinos de viento crean estelas de aire de tipo turbulento que afectan a  cómo se mezclan las capas de aire bajo los molinos y encima de ellos. Cuarto, el efecto observado es más evidente en las temperaturas nocturnas porque la atmósfera de noche es más estable que de día y está más estratificada (una capa de aire caliente encima de una capa de aire frío); de día esta estratificación no es tan clara y la turbulencia producida por los aerogenerados influye mucho menos.

Quinto, atribuyen el calentamiento a los molinos de viento porque su distribución espacial coincide con la de ellos y porque se ha observado un incremento en el calentamiento acorde con el incremento del número de molinos instalados. Sexto, el calentamiento observado de 0,72 ºC por década se ha calculado respecto a la temperatura media de las zonas adyacentes donde no hay molinos. Séptimo, no se pueden extrapolar este valor a otras regiones donde haya campos de aerogeneradores ya que hay varias coyunturas específicas propias de esta región, la más densa en molinos del mundo y donde el crecimiento de su número ha sido más rápido. Octavo, las incertidumbres en el estudio indican que sus resultados no son definitivos, solo ilustrativos.

Noveno, comparado con otros efectos antropogénicos (como el uso agrícola del terreno o las islas de calor urbanas), el efecto observado es muy pequeño. Décimo, los efectos observados son locales y no se pueden extrapolar a escala climática, aunque sería conveniente que se hicieran estudios similares a mayor escala dado el gran incremento de las instalaciones eólicas en EE.UU. Décimo primero, este estudio pionero usando datos de satélites será extendido a otras regiones con grandes parques eólicos. Y décimo segundo, los autores advierten a los detractores del cambio climático y del impacto de las emisiones de CO2 en la atmósfera que este estudio no debe ser sacado fuera de contexto y extrapolado sin más.

PS: La noticia ha aparecido en muchos medios, por ejemplo, «Los generadores de energía eólica pueden cambiar la temperatura,» BBC Mundo, May 1, 2012. Por cierto, quizás convenga recordar que la región estudiada es muy pequeña, más o menos, el cuadradito rojo de la siguiente figura.

PS (2 mayo 2012): Hay un malentendido asociado al título de este artículo que quizás es el origen de la polémica en los comenarios. No es que el cambio en temperatura del suelo observado por estos autores en una década vaya a seguir creciendo al ritmo de 0,75 ºC durante muchas décadas y dentro de 50 años se alcance un incremento de temperatura de 37,5 ºC; no es posible extrapolar a muchas décadas un resultado obtenido para una sola década. Se ha medido un cambio de 0,75 ºC en una década, nadie debe esperar que este valor crezca mucho más en la próxima década, no tiene ningún sentido. Además, la curva negra en la figura de abajo, extraída del artículo técnico, sugieren un cierto plateau, que tendrá que ser confirmado con estudios futuros.

Me he dado cuenta de este malentendido al ver lo nos cuenta Lubos Motl, «Do wind farms cause global warming?,» TRF, may 02, 2012. Quien, con su peculiar estilo, bromea «if you assume that the resulting warming is linear, then 0.72 °C per decade may become 80 times higher, i.e. up to 58 °C of warming per decade or 580 °C per century in the regions surrounding the growing wind farms. Such increased temperatures could be a bit unpleasant for those TRF readers who don’t like hot weather.» Pero esta broma me ha abierto, los ojos, la gente que lee mi titular extrapola y no era mi intención, por ello lo he cambiado.

PS (10 mayo 2012): Un estudio previo con conclusiones similares del MIT Joint Program on the Science and Policy of Global Change, Chien Wang and Ronald Prinn, «Potential Climatic Impacts and Reliability of Very Large Scale Wind Farms,» Report No. 175, June 2009, y la charla Chien Wang (MIT), «Potential Climate Impact of Large-Scale Deployment of Renewable Energy Technologies,» Slides, PDF.

El cenit de la producción mundial de petróleo y una noticia publicada en Nature

La producción de los yacimientos de petróleo a nivel mundial aumentó a un ritmo similar a la demanda entre 1988 y 2005 (comportamiento elástico), pero algo cambió y desde entonces se ha mantenido más o menos constante (comportamiento inelástico). A pesar de que el precio del crudo ha crecido un 15% al año en los últimos 7 años, todo parece indicar que la producción ha tocado techo y desde el año 2005 parece disminuir entre un 4% y un 6% anual. Como muestra la figura que abre esta entrada, el precio sigue reflejando la demanda debido a la crisis financiera que se inició en 2008 (por ejemplo se redujo 35 $ en 2009 tras la crisis de 2008-2009, y se recuperó con la mejora posterior de la economía mundial). Estos datos se publican en una noticia de opinión (artículo tipo Comment) aparecido la semana pasada en Nature que reivindica la idea del «peak oil» (la teoría del pico de Hubbert, también conocida como cenit del petróleo). Si confiamos en los datos que aparecen en este artículo, el cenit del petróleo se alcanzó entre 2005 y 2006, y a partir de entonces empezó el declive de su producción, con el consiguiente incremento en su coste. En opinión de los autores de este artículo, la existencia de este pico puede provocar graves crisis económicas en los años venideros, ya que nuestra sociedad no podrá soportar el alza de precios del crudo. Según los autores del artículo es necesario que se incorporen políticas energéticas y medioambientales adecuadas que nos permitan ir prescindiendo, poco a poco, pero sin pausa, de los combustibles fósiles. El artículo técnico es James Murray, David King, «Climate policy: Oil’s tipping point has passed,» Nature 481: 433–435, 26 January 2012. Permíteme una traducción/resumen de este artículo. Pero antes recuerda que los autores del artículo son expertos en cambio climático y que no son expertos en economía o en política energética, y que dicho artículo no presenta resultados científicos obtenidos mediante nuevos modelos, es solo un artículo de opinión.

El gran problema de la teoría de Hubbert es que el verdadero volumen de las reservas mundiales de crudo que están probadas se mantiene bajo secreto estratégico (las previsiones de las compañías petroleras no han sido auditadas y la opinión de muchos expertos es que parecen ser exageradas). Un problema adicional es que las reservas no se pueden explotar de forma instantánea; se requieren entre 6 y 10 años para preparar las perforaciones y desarrollar los canales de distribución necesarios para incorporar dichas reservas en la oferta; durante ese tiempo muchos grandes campos petrolíferos podría haberse agotado. Por ello, los autores del artículo en Nature consideran más sensato analizar la teoría del cenit del petróleo utilizando los datos de producción real, aunque estos datos son poco alentadores. Mientras la información «oficial» apunta a que las reservas están creciendo, los datos de producción real están bajando. La producción en todos los yacimientos de petróleo existentes en el mundo está disminuyendo a un ritmo entre el 4,5 % y el 6,7 % al año. Gracias a la explotación de nuevos pozos se está manteniendo estable la producción mundial.

La producción mundial parece haber tocado techo en 75 millones de barriles al día y un valor similar a los 72 millones que se producían en 2005. Este gráfico muestra los precios en función de la producción desde 1998 hasta hoy, muestra esta transición de forma dramática. La respuesta elástica entre la producción y los precios parece que se ha transformado en inelástica. No nos estamos quedando sin petróleo, pero nos estamos quedando sin petróleo barato, el que se puede producir de forma sencilla y a buen precio. El problema según los autores del artículo de Nature es que los políticos todavía no se han dado cuenta de este hecho y no están aplicando las medidas necesarias para contrarrestarlas. Más aún, la US Energy Information Administration, proyecta de forma optimista un incremento del 30% en la producción de petróleo de aquí a 2030. Supuestamente se obtendrá gracias a la explotación de reservas aún por descubrir. Este aumento requiere un incremento de la producción diaria de 22 millones de barriles para el 2030. Los autores del artículo de Nature opinan que la producción de derivados del petróleo a partir de arenas bituminosas no podrá responder a la demanda; por ejemplo, Canadá podría alcanzar unos 4,7 millones de barriles diarios en 2035 y Venezuela menos de 2 millones. Más aún, en opinión de los autores del artículo en Nature se necesitan nuevos campos petrolíferos que produzcan más de 64 millones de barriles diarios, más o menos el equivalente a la producción total actual, es decir, es muy poco probable que esto suceda.

¿Será el carbón la solución a nuestras necesidades energéticas y se mantendrá barato durante décadas? Varios estudios recientes sugieren que no. La producción de carbón en los EE.UU. alcanzó su cenit en 2002, y en el mundo se podría alcanzar en 2025. ¿Será el gas natural la solución? El gas natural sigue siendo abundante y se han hecho grandes descubrimientos recientemente, sobre todo en Israel y Mozambique el año pasado. La producción de gas natural en EE.UU. alcanzó su cenit en 2001, pero las compañías han trabajado duro para promover la idea de que el shale gas o gas de pizarra, obtenido a partir de la explotación del esquisto, dará lugar a «la era del gas natural». No hay duda de que EE.UU. tiene grandes reservas de este gas, pero los informes más recientes sugieren que tanto las reservas como los costes de producción han sido muy exagerados.

¿Qué significa todo esto para la economía mundial, estrechamente vinculada a los combustibles fósiles? Según los autores del artículo, si no se hace algo urgentemente, se avecina una gran crisis económica. Los precios del petróleo fueron importantes en la crisis financiera de 2008 en EE.UU.; además, los países europeos más dependientes del petróleo como fuente de energía primaria son los famosos PIIGS (como nos contó Luis de Sousa, «What makes them PIIGS?,» European Tribune, Sat Apr 10th, 2010). Los autores del comentario de Nature mencionan solo el caso de Italia y afirman sin rubor que el precio del petróleo es probable que haya sido un gran contribuyente a la crisis del euro en el sur de Europa, donde los países dependen totalmente del petróleo extranjero.

Los autores del comentario de Nature acaban afirmando que no son ningún secreto ni nada misteriosas. Hay que disminuir las pérdidas de energía en los procesos de conversión y transmisión, y hay que aumentar la eficiencia del uso de la energía de combustibles fósiles. Para lograrlo, los autores proponen incrementar los impuestos a los combustibles fósiles, mantener sus precios altos y para fomentar la reducción en el consumo de energía; también proponen favorecer la energía nuclear, revisar las expectativas de crecimiento económico sin un aumento del uso de combustibles fósiles, reducir los límites de velocidad en las carreteras y fomentar el transporte público, así como introducir ayudas fiscales al desarrollo de energías renovables. La transformación llevará décadas, por lo que se debe comenzar tan pronto como sea posible. Los gobiernos tienen que actuar ahora, pues el coste de dicha acción será mayor conforme nos adentremos en el siglo XXI.

El canibalismo de los osos polares y el cambio climático


Los cazadores inuits en Groenlandia y Canadá saben desde hace mucho tiempo que los osos polares (machos adultos) pueden matar a ejemplares jóvenes para comérselos. La primera vez que se fotografió este comportamiento fue en agosto de 2008. Lo habitual es que este canibalismo ocurra en tierra firme, pero a veces también ocurre sobre hielo, como en esta fotografía. En el artículo del fotógrafo Jenny Ross y el biólogo ártico Ian Stirling en el número de diciembre de la revista Arctic se documentan tres avistamientos de canibalismo sobre hielo en Svalbard, Noruega. Según Stirling la causa es el hambre provocada por la disminución del hielo marino en verano que dificulta la caza de focas; la escasez de focas en esta época del año se debe a que emigran hacia el norte. Stirling es pesimista y en su opinión el cambio climático provocará un incremento de este tipo de sucesos de canibalismo; un clima más cálido y cada vez menos hielo marino son las causas para que las focas emigren mucho antes hacia el norte en verano, lo que provoca hambrunas entre los osos. El artículo técnico es I. Stirling, J.E. Ross, «Observations of cannibalism by polar bears (Ursus maritimus) on summer and autumn sea ice at Svalbard, Norway,» Arctic 64: 478-482, Dec. 2011.

 

 Si Stirling tiene razón, estas fotos son pruebas impresionantes del efecto del cambio climático. No sé, estas fotos dan que pensar… El 11 de diciembre concluyó la última Conferencia sobre Cambio Climático (COP17) en Durban, Sudáfrica. La opinión de la mayoría de los expertos en cambio climático es que esta Cumbre ha sido un fracaso y solo se han llegado a acuerdos mínimos, como prolongar el Protocolo de Kioto de 1997. En plena crisis financiera, con los países emergentes como motor del crecimiento mundial, nadie esperaba mucho más. No sé, estas fotos dan que pensar…