El 14 de octubre de 2012, el austriaco Felix Baumgartner ascendió a 39.000 metros en un globo estratosférico y saltó en caída libre alcanzando una velocidad supersónica. Durante su salto, su posición fue medida por un GPS situado en su pecho. Los resultados están publicados y pueden ser utilizados por los docentes interesados en mostrar este ejemplo a sus alumnos. La velocidad máxima de Baumgartner fue de 1357,6 km/h (Mach 1,25) y su caída libre duró 4 minutos y 20 segundos. Los profesores interesados en un poco de ayuda a la hora de incorporar este ejercicio en sus clases disfrutarán con el artículo de los españoles José M. Colino y Antonio J. Barbero, ambos de la Univ. de Castilla-La Mancha, «Quantitative model of record stratospheric freefall,» Eur. J. Phys. 34: 841–848, 22 Apr 2013.
La figura que abre esta entrada muestra la velocidad de Baumgartner como función del tiempo de caída a partir de un modelo teórico sencillo (curva negra) y los resultados del GPS (circulitos verdes); la velocidad del sonido se muestra en la curva roja, indicando dónde la caída de Baumgartner fue supersónica. También se muestra la aceleración en función del tiempo calculada a partir de la velocidad. Y finalmente, la velocidad en función de la altura del modelo elemental de los autores (curva negra) comparada con las medidas del GPS (puntos rojos).
El salto de Felix Baumgartner fue peligroso por los efectos físicos y químicos que sufrió su organismo. Estuvo a punto de desmayarse cuando volaba a la máxima velocidad y llegó al suelo completamente agotado. A destacar que el vuelo, y la marca registrada, sólo fueron posibles porque el viento soplaba por debajo de los 10 km/hora y el cielo estaba limpio de nubes. Si el viento hubiese sido más fuerte y el trayecto hubiese estado cubierto por según qué tipos de nubes no habría batido la marca de velocidad y habría tardado más tiempo en tocar tierra. Eso sí, tal vez hubiese conseguido otros registros, pero a costa de haberse dado una paliza considerable.