Shanghái, una metrópolis de 13 millones de habitantes repleta de rascacielos, se está hundiendo. Shanghái y gran parte de Taiwán están situados sobre grandes acuíferos subterráneos que han sido esquilmados mediante pozos durante todo el siglo XX con el resultado de que el suelo se está hundiendo a un ritmo entre 1 y 2 centímetros al año. El hundimiento se empezó a notar en 1921, llegando a su punto álgido en las décadas de los 1950 y 1960, entonces la tierra se hundía unos cuatro centímetros al año. El gobierno chino tomó medidas en 1963, prohibiendo la mayoría de los pozos y limitando el uso del resto. Aún así, en la zona del puerto entre 1921-1973 se experimentó una subsidencia de unos 2,5 m. El desmesurado crecimiento demográfico de la ciudad ha provocado el retorno del problema. Parece ciencia ficción, pero Shanghái está tratando de revertir la disminución de la recarga de sus acuíferos bombeando unos 19,7 millones de litros de agua al año. Por supuesto, el problema no es específico de Shanghái, más de 200 ciudades o regiones del mundo sufren el problema de la subsidencia (descensos lento y paulatino) de la superficie del terreno. La ciudad de Venecia es el ejemplo más conocido de subsidencia; en 1900 se inundaba una vez cada cinco años; en 1930, una vez al año; en los años 1970, ya eran tres veces al año. La razón de este enorme crecimiento de la frecuencia y severidad de las inundaciones está en la subsiderncia. Otros ejemplos famosos son Londres, cuyo nivel freático fue deprimido 60 m entre 1865 y 1931, lo que provocó una subsidencia de hasta 15 cm debido a la consolidación de la arcilla. Todo esto viene a colación por la siguiente fotografía (que muchos recordaréis haber visto hace dos años).
Creo recordar que la primera vez que la ví fue en la entrada de Aberrón, «Así se caen los edificios en Shanghái,» Fogonazos, 28 junio 2009; a mí me llamó poderosamente la atención. «Este edificio de 13 plantas que veis en la imagen se derrumbó el pasado sábado [27 de junio de 2009] en un barrio de Shanghái. Dentro de lo malo, los apartamentos aún no habían sido entregados y sólo murió una persona en el accidente [un trabajador de la construcción]. Como veis en la fotografía, la construcción cayó de espaldas causando un fuerte temblor de tierra en la zona y quedó con los cimientos al aire. Una forma muy poco habitual de derrumbe.» Abajo la explicación del suceso [fuente y más fotografías].
Shanghái, que significa «por encima del mar» en chino, como muchas otras grandes ciudades del mundo, fue construida en el delta de un río, un lugar que otrora fue pantanoso. El cambio climático y las políticas de urbanismo descontrolado, en Shanghái centrado en la construcción de rascacielos, hacen que resolver los problemas de subsidencia sea cada día más acuciante. No basta con rellenar la ciudad de sensores (en Shanghái los hay en todos los túneles del metro) y reparar todos los desperfectos que van surgiendo. Hay que tomar medidas políticas y legislativas a medio y largo plazo. Las pérdidas económicas debidas a la subsidencia del terreno son enormes y solo pueden seguir creciendo, pero también permitirán que muchas corporaciones internacionales obtengan ingentes beneficios ofreciendo nuevas soluciones. La ciencia y la técnica pueden ofrecer soluciones. La innovación española puede jugar un gran papel en la solución de los problemas asociados al hundimiento de ciudades como Shanghái. Pero para que haya innovación también tiene que haber ciencia y en España #sinCiencia no hay futuro.