Francis en ¡Eureka!: El hipocampo de humanos, ratas y murciélagos

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El audio de mi sección ¡Eureka! en La Rosa de los Vientos, Onda Cero, ya está disponible. Si te apetece escucharlo, sigue este enlace (se corta en el minuto 7:31, puedes escucharlo completo a partir del minuto 02:08:00 en el programa completo). Como siempre una transcripción libre del audio.

El cerebro es fascinante y fuente de múltiples noticias científicas. Esta semana  ha sido noticia una parte del cerebro llamada hipocampo que actúa como un sistema GPS que nos permite movernos por nuestro entorno. ¿Qué es esta parte del cerebro llamada hipocampo? El hipocampo es una parte del cerebro con forma de letra «S» que recuerda a un caballito de mar, de ahí su nombre. En el cerebro humano hay dos hipocampos, uno en el hemisferio izquierdo y otro en el derecho. Cada uno está formada por unos 20 millones de neuronas, aunque el número depende de la edad y de otros factores, como la profesión. Los oyentes recordarán el caso de los taxistas de Londres, que tienen que aprenderse un gran número de lugares y las rutas más rápidas entre estos lugares; en el año 2000 se publicó un estudio que demostraba que el hipocampo de los taxistas de Londres está más desarrollado y tiene mayor volumen que el de una persona normal. En los años 1970, se lanzó la hipótesis de que hipocampo almacena un «mapa cognitivo,» es decir, una representación neuronal de nuestra posición y orientación en el espacio (por ejemplo, del salón de nuestra casa o del camino hasta nuestro lugar de trabajo). Múltiples estudian han demostrado que hay neuronas en el hipocampo que actúan como «células de posición» que disparan potenciales de acción cuando nos encontramos en cierto lugar; diferentes neuronas representan diferentes lugares y las neuronas próximas entre sí representan lugares próximos entre sí. Según la hipótesis del «mapa cognitivo,» el hipocampo actúa como el sistema GPS que guía nuestro coche.

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Los beneficios cognitivos de jugar a videojuegos violentos

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Los videojuegos violentos (como Call of Duty o Unreal Tournament) se asocian a efectos negativos, como la obesidad, la agresividad, el comportamiento antisocial e incluso la adicción. Sin embargo, los neurólogos afirman que también tienen efectos beneficiosos en el cerebro, como aumentar la función de ciertas regiones del encéfalo y mejorar el bienestar general. Muchas habilidades cognitivas se refuerzan gracias a su entrenamiento continuo mientras se juega a este tipo de videojuegos, como la habilidad para ver pequeños detalles dentro de un conjunto desordenado de objetos, la capacidad para distinguir tonos de gris con mayor precisión, la de explorar  entornos complicados o la de girar objetos tridimensionales complicados con la imaginación. Estas habilidades pueden ser útiles en muchas profesiones, como el diseño de compuestos químicos, la arquitectura o los servicios de rescate y emergencias. ¿Se pueden diseñar videojuegos para reforzar el aprendizaje controlado de ciertas habilidades cognitivas? Nos lo cuentan Daphne Bavelier, Richard J. Davidson, «Brain training: Games to do you good,» Nature 494: 425-426, 28 Feb 2013.

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Sábado, reseña: «Neurociencia para Julia» de Xurxo Mariño

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«En tu cabeza hay unos 86 000 millones de pequeñas baterías cargadas con unos 70 mV (milivoltios). Hay más iones de sodio (Na+) en la cara exterior de la membrana plasmática de tus neuronas que en la interior, pero hay más iones de potasio (K+) en la interior que en la exterior. Los dos tipos de iones tienen carga positiva, pero el cómputo global de esas cargas da como resultado una mayoría de cargas positivas en el exterior respecto al interior, por lo que este último actúa como polo negativo. Las bombas de Na/K mantienen esta distribución desigual de iones consumiendo gran parte de la energía que tomas con los alimentos. El Na+ se acumula como el agua en un embalse, cuando abres la compuerta el agua fluye con fuerza; la membrana de las neuronas tiene muchas compuertas que al abrirse de forma brusca producen una ráfaga de iones Na+ que viajan por sus axones como una sucesión de descargas eléctricas. Cada chorro de Na+ activa la apertura de compuertas que permiten el flujo de los iones K+ en sentido contrario. Esta corriente eléctrica recarga la batería y restituye la distribución inicial de cargas a ambos lados de la membrana. El potencial de acción es la señal eléctrica en una neurona que se produce por la entrada a la célula de un chorro de Na+ seguida de la salida de un chorro de K+. En el «lenguaje» de las neuronas el potencial de acción representa un «1» y su ausencia un «o.» Las neuronas se comunican entre sí en código binario, como los ordenadores digitales.»

Hacer fácil lo difícil es el reto que ha de superar todo divulgador científico. Xurxo Mariño lo supera con maestría en «Neurociencia para Julia,» Laetoli, Nov. 2012 (221 páginas), un libro que nos introduce con sus 24 capítulos, en pequeñas dosis, como la buena cocina de autor, en los secretos de la actividad eléctrica y química que da lugar a tu mente. ¿Quién es Julia? Julia eres tú. Xurxo te guiará para que descubras la esencia de tu ser, tu «yo.» La síntesis de la exposición es la gran virtud del autor, pues no hay tema de neurociencia que no se cubra en el libro (solo echo en falta el tema tabú, las neuronas espejo, y algo de psicología evolutiva). Por ello, el libro es ideal para cualquier persona que quiera introducirse por primera vez en el campo de la neurociencia, casi sin jerga, sin paja, yendo siempre al grano y en un formato que facilita la lectura discontinua (en el metro, en el bus o a ritmo de tentempiés). Te soy sincero, Xurxo es amigo, pero no es la amistad la que me obliga a recomendarte esta joya de la divulgación científica. Su lectura te hará soñar con ovejas eléctricas.

«El lenguaje de las neuronas se escribe en forma de pulsos eléctricos, pero este «idioma» está enriquecido con sinapsis eléctricas y, sobre todo, químicas. En muchos libros podrás leer que las sinapsis son «el lugar donde se transmite el impulso nervioso,» pero esa descripción induce a error. La comunicación en la mayoría de las sinapsis es química: al alcanzar el final del axón (terminal presináptico), la señal eléctrica (el potencial de acción) no sigue adelante, desaparece e induce la liberación de una sustancia química (un neurotransmisor) al exterior de la célula (el espacio sináptico), desde donde llega a un receptor de una de las dendritas de otra neurona. El axón de cada neurona se ramifica para establecer en promedio unas 1000 sinapsis. El efecto de los neurotransmisores sobre la neurona receptora depende del tipo de receptor: en la sinapsis excitadora la neurona se excita y tiende a producir nuevos potenciales de acción, pero en las sinapsis inhibidoras se impide que la batería de la neurona se descargue y se produzcan más potenciales de acción. Los neurotransmisores inducen pequeñas variaciones eléctricas llamadas potenciales sinápticos (PP.SS.), cuya amplitud es mucho menor que los potenciales de acción y pueden generar cambios eléctricos tanto positivos (PP.SS. excitadores) como negativos (PP.SS. inhibidores). Más aún, la misma neurona liberando el mismo neurotransmisor puede ejercer efectos distintos en las distintas sinapsis que forme, porque su efecto está determinado por el receptor, no por el neurotransmisor. El cuerpo principal de una neurona con sus dendritas es como una cabeza con miles de orejas. Cada oreja representa a cada una de las sinapsis que recibe esa célula, y en cada una de ellas la neurona está «escuchando» un mensaje que significa «excitación» o «inhibición» (dependerá del tipo de oreja). ¿Qué hace la neurona? ¿Se excita o se inhibe? Julia, lo que haga la neurona en cada momento dependerá de la suma los mensajes que recibe por todas las orejas. Si esa suma inclina la balanza hacia el lado de la excitación, entonces generará al comienzo de su axón nuevos potenciales de acción. Por el contrario, si la balanza se inclina hacia el lado de la inhibición, se quedará «callada» hasta que la cosa cambie.»

Lo mejor del libro de Xurxo es que te deja con ganas de más. Cada uno de los 24 capítulos es una breve exposición de un tema que requeriría un libro entero. Por ejemplo, en las 10 páginas del capítulo 13, «El misterio del sueño,» se describe como renace tu «yo» cada mañana al despertar, todas las fases del sueño, cómo se observan en los experimentos y cuáles son las teorías más importantes sobre su función. Otro ejemplo, todo lo que siempre has querido saber sobre el efecto de las drogas («sustancias que alteran el funcionamiento normal del sistema nervioso») lo tienes en las 8 páginas del capítulo 17, «Moléculas que cambian el «yo».»  Parece increíble, pero cada párrafo ha sido seleccionado con extremo cuidado para que su contenido sea el mínimo imprescindible para cubrir el objetivo del autor. En  este sentido, «Neurociencia para Julia» es toda una lección para los divulgadores. Imagina una gimnasta de rítmica en acción, todos sus movimientos parecen naturales, como si no costaran esfuerzo, como si lograr una precisión exquisita fuera algo trivial; viendo a la gimnasta cualquiera se imagina a sí mismo haciendo lo mismo, ¡parece tan fácil! Sin embargo, todos sabemos que no lo es. Leyendo el libro de Xurxo me ha venido varias veces a la mente esta imagen.

«El «yo» es el producto de la actividad metabólica y eléctrica del encéfalo y el resto de estructuras del sistema nervioso. Al perder la consciencia, el «yo» no se va a ninguna parte: simplemente deja de ser generado por la actividad neuronal. Se desvanece. Julia, esto que a tí y a mí nos parece evidente, no ha sido siempre así, incluso hoy, hay mucha gente que opta por una explicación mística para la mente. Pero no es posible separar la mente de la estructura que la crea. Todos experimentamos una desaparición del «yo» cada vez que nos quedamos profundamente dormidos. El hecho de que la actividad neuronal pase de un ritmo de 40 Hz a uno de 1-4 Hz hace que perdamos la consciencia. Para que aparezca el «yo» y una persona tenga consciencia de su existencia se necesitan dos cosas: por un lado, que la persona esté despierta (estado de vigilia) y, por otro, que la persona se entere de que está despierta (que la vigilia vaya acompañada de autoconsciencia). Estas dos condiciones no se dan siempre. Durante el sueño profundo y la anestesia general, los niveles de vigilia y consciencia son bajos. Durante las ensoñaciones del sueño REM, la vigilia sigue bajo mínimos, pero el nivel de consciencia es algo mayor. A partir de cualquiera de estos estados del sueño puede darse una transición rápida a la vigilia consciente. Una persona en estado vegetativo muestra vigilia pero no consciencia. Sus neuronas funcionan bien de manera individual, pero no se conectan entre sí de manera coordinada.»

¿Qué he echado en falta en el libro de Xurxo? Los que hemos leído otros libros de neurociencia (hace años yo leía mucho en el contexto de la computación basada en redes de neuronas artificiales) echamos en falta muchos detalles técnicos. El viaje de Xurxo por la máquina de la mente es como un viaje por Italia viendo un documental de TV de 60 minutos de duración; aunque sea de factura exquisita, Italia es muy grande y solo podrá presentar unas pocas imágenes icónicas; viajar a Roma viendo el documental es algo que no tiene nada que ver con pasear por el Campidoglio o ver la Fontana di Trevi al atardecer. Este defecto es también una virtud, pues el libro va dirigido a un público general que no ha recibido una formación previa en neurociencia y que quiere aprenderlo todo con el mínimo esfuerzo. «Neurociencia para Julia» cubrirá todas las expectativas de su público objetivo.

Por otro lado, como suele pasar con el primer libro de muchos divulgadores, también se echa en falta un poco de opinión personal. El libro se lee fácil, pero es algo frío (lo que no quita que a veces haya escuchado en mi mente la cálida voz de Xurxo recitando los pasajes del libro, a algunos andaluces el acento gallego nos resulta atractivo). Falta opinión, falta  que el autor se «arremangue» y se moje mostrándonos sus opiniones personales sobre los temas más polémicos y controvertidos que se presentan en el libro (muchos de ellos de soslayo, como para que no se note). El autor ha superado la prueba del algodón y le deseo «mucha mierda,» pero espero ansioso un libro de divulgación más técnico sobre electrofisiología en el que Jorge Mariño nos hable del estado del arte en la metrología intracelular de la actividad neuronal y el papel del circuito tálamo-córtico-talámico en la consciencia.

En resumen, te recomiendo comprar, leer y disfrutar con «Neurociencia para Julia,» de Xurxo Mariño, porque con toda seguridad, si sigues mi consejo, no te arrepentirás.

Francis en ¡Eureka!: Las habilidades cognitivas de las estrellas del fútbol

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El audio de mi sección ¡Eureka! en el programa La Rosa de los Vientos, de Onda Cero, ya está disponible y lo puedes escuchar en este enlace. Como siempre, una transcripción más o menos libre del texto.

Los futbolistas de élite tienen habilidades físicas excepcionales, ¿tienen también habilidades cognitivas excepcionales? Los estudios neuroanatómicos del encéfalo de los jugadores profesionales de deportes de equipo (como el fútbol) han mostrado que ciertas zonas de la corteza del cerebro tienen mayor volumen de lo normal. Normalmente, estas áreas están relacionados con el entrenamiento físico, pero destaca una región concreta, el surco temporal superior (que se encuentra en la corteza del cerebro más o menos a la altura de la parte superior del lóbulo de la oreja). El surco temporal superior está relacionado con los movimientos que tienen significado social y que nos permiten realizar hipótesis acerca de las intenciones de otras personas. Por ejemplo, el movimiento de los ojos de una persona nos informa hacia adonde mira y qué es lo que quiere hacer o qué es lo piensa. El movimiento de la boca al hablar o los movimientos de las manos nos dan mucha información sobre lo que dice una persona. A los jugadores de fútbol el surco temporal superior les sirve para prever el movimiento de los demás jugadores del equipo y anticipar las jugadas que van a hacer. Por eso lo tienen muy desarrollado. En neuropsicología se le suele llamar cognición social.

¿Estas habilidades cognitivas permiten diferenciar entre, pongamos, futbolistas de primera y de tercera división? Lo sorprendente para muchos expertos es que no hay grandes diferencias neuroanatómicas entre deportistas profesionales de élite y los demás, eso sí, a igualdad en edad y años de entrenamiento. Sin embargo, un nuevo estudio publicado esta semana ha encontrado una diferencia entre las habilidades de aprendizaje rápido de tareas complejas e impredecibles en entornos visuales dinámicos. La doctora Jocelyn Faubert, del Laboratorio de Psicofísica y Percepción Visual de la Universidad de Montreal, en Canadá, ha sometido a un test de aprendizaje visual a 308 personas con una media de 24 años de edad: 102 deportistas de élite, 173 deportistas de ligas universitarias y 33 universitarios que no son deportistas. Entre los jugadores de élite había 51 jugadores de fútbol de la Primera División de la Liga británica, 21 jugadores de Hockey sobre hielo de la Liga canadiense, y 30 jugadores de rugby de la Liga francesa. Estudios previos indican que no hay diferencias en estos tests entre los deportistas de diferentes deportes de equipo. Luego los resultados obtenidos con 102 deportistas de élite son similares a los que se hubieran obtenido con 102 futbolistas de primera división.

El artículo técnico es Jocelyn Faubert, «Professional athletes have extraordinary skills for rapidly learning complex and neutral dynamic visual scenes,» Scientific Reports 3: 1154, 31 Jan 2013 

¿En qué ha consistido la prueba cognitiva que se ha realizado a los deportistas? A cada deportista se le han puesto unas gafas de realidad virtual que muestran ocho esferas del mismo color que se mueven en un volumen tridimensional. Al principio, cuatro de las ocho esferas cambian de color durante un momento y luego recuperan el color original. Durante ocho segundos, las ocho esferas se mueven en tres dimensiones con una trayectoria aleatoria y con varios cruces de trayectorias. Tras los ocho segundos, se paran las esferas y los deportistas tienen que identificar dónde están las cuatro esferas que cambiaron de color. Tras ello se les dice cual es la respuesta correcta como refuerzo de su aprendizaje de la tarea. Se repitió el experimento 15 veces con cada persona durante un mínimo de 5 días. Al repetir la tarea, todos los sujetos mejoraron su puntuación en el test gracias al aprendizaje. Sin embargo, los deportistas de élite realizaron la tarea mejor desde el primer momento y aprendieron más rápido conforme el experimento avanzaba. Los deportistas amateurs en el primer momento se comportaron como los no deportistas, pero luego aprendieron la tarea más rápido que ellos. Pero siempre mucho menos rápido que los deportistas de élite.

¿Son innatas estas habilidades o se adquieren con los años de entrenamiento? El estudio de la doctora Faubert no permite saber si los futbolistas de élite tienen esta habilidad de forma innata, o la adquieren con el entrenamiento. Tampoco se sabe si influye en que un deportista llegue a la élite gracias a adquirir esta habilidad o si la desarrolla más tarde. Para saber estas cosas habría que repetir esta prueba en estudios con jóvenes futuros futbolistas y realizar un seguimiento durante muchos años. Supongo que en los próximos años se harán otras pruebas similares que irán mejorando nuestro conocimiento sobre las habilidades cognitivas de las estrellas del balón y de otros deportes de equipo.

Lo dicho, si no lo has hecho ya, puedes escuchar el audio en este enlace.

Publicado en Science: Un estudio neurocientífico analiza cómo la interacción social moldea nuestros propios recuerdos

 

De mi infancia temprana solo recuerdo algunos hechos puntuales. No sé si los he vivido o me los han contado. Junto a estos recuerdos y sensaciones también recuerdo a alguien en mi infancia tardía que me relató estos hechos como si yo los hubiera vivido y me surge la duda. Mi mujer se sorprende porque no sé si mis recuerdos tempranos son vividos o contados. Un nuevo artículo en Science aclara que no soy el único «raro» de la fiesta. Los recuerdos son sociales y pueden cambiar cuando un individuo se expone a los recuerdos de los demás. Así lo ratifican los experimentos de Edelson et al. que muestran que la actividad de dos regiones involucradas en la memoria de un individuo, el hipocampo y la amígdala, pueden variar en función de su interacción con los demás. Los contadores de historias las embellecen con objeto de reflejar mejor los intereses de su audiencia y se permiten licencias poéticas que distorsionan los hechos. Los psicólogos cognitivos le llaman «contagio» a este proceso social que altera la memoria de los oyentes. Lo que puede ser negativo en las declaraciones de testigos en tribunales de justicia tiene un papel positivo en nuestras relaciones sociales que no podemos desdeñar. Nos lo ha contado Henry L. Roediger III, Kathleen B. McDermott, «Neuroscience: Remember When?,» Perspective, Science 333: 47-48, 1 July 2011, que se hace eco del artículo técnico de Micah Edelson, Tali Sharot, Raymond J. Dolan, Yadin Dudai, «Following the Crowd: Brain Substrates of Long-Term Memory Conformity,» Science 333: 108-111, 1 July 2011.

La resonancia magnética funcional permite registrar la actividad cerebral de una persona mientras es sometida a un test psicológico. Edelson et al. la han usado para estudiar a 30 adultos en un experimento en el que, tras ver una película de tipo documental, se pusieron a prueba sus recuerdos del documental durante 2 semanas. Los investigadores trataron de inducir errores en la memoria de algunas personas diciéndoles lo que los demás recordaban sobre el documental, pero en realidad falsearon estos «recuerdos» colectivos de forma aleatoria e intencional. Sus resultados muestran vías neurales separadas para los errores «transitorios» de memoria (que reflejan la conformidad social) y los errores «persistentes» de memoria (que reflejan lo que se recuerda de verdad). En concreto, la activación neural del hipocampo es mayor para los errores de memoria persistentes que para los transitorios. También han sido capaces de distinguir entre los errores en los recuerdos debidos a la influencia social (los expuestos por otras personas) y los otros (los debidos a las respuestas a un cuestionario hecho mediante ordenador), los primeros presentan una mayor activación de la amígdala.

Estos resultados son sorprendentes, aunque todavía no se entienden sus causas de forma completa. Investigaciones futuras serán necesarias para clarificar la situación, aunque la hipótesis de Edelson et al. es que actúa un proceso llamado inhibición social que moldea los recuerdos propios en función de los relatos de los recuerdos por parte de otras personas. Este proceso neural es un arma de doble filo. Por un lado es beneficioso para cada miembro del grupo social, que si olvida alguna información importante (sobre recursos alimenticios o posibles peligros) puede recuperar dicha memoria gracias a la información de otros miembros del grupo. Por otro lado es perjudicial ya que, al igual que las ilusiones perceptivas, puede generar contradicciones entre recuerdos propios interrelacionados que conduzcan a falsear los recuerdos propios fiables. El estudio científico de la memoria tiene ya más de 125 años, pero el estudio de los aspectos sociales en la memoria está en fase emergente. El artículo de Edelson et al. es un prometedor primer paso en el estudio de las bases neurales de la psicología social de la memoria.

La ciencia, la magia y la sugestión

Los neurocientíficos Stephen Macknik y Susana Martínez-Conde explican la ciencia detrás de las manipulaciones mentales de los trileros y carteristas (la «estrella» es el «profesional» Apollo Robbins).

NOTA: este post era para probar el sistema de generación automática de posts de Scientific American Videos. Funcionar, funciona.

La cucaracha, la cucaracha, ya no puede caminar… o sus estrategias de huída

Matar una mosca al vuelo es difícil. Es más fácil cuando está posada. Matar a una cucaracha, un animal mucho más grande, tampoco es fácil. La cucaracha se da la vuelta (gira 180º) y selecciona aleatoriamente una trayectoria de huída de aproximadamente 90º, 120º, 150º y 180º relativa al «enemigo,» como ha demostrado el italiano Paolo Domenici y sus colaboradores. La elección aleatoria entre estas cuatro posibilidades es fundamental para que los predadores no puedan aprender su estrategia de huída y predecir por dónde huirán. ¿Cuál es el mecanismo neuronal que controla esta respuesta? Nadie lo sabe, aún. La cucaracha Periplaneta americana sigue dando mucho que hablar.

dibujo20081219cucarachahuida1Os he extraído la figura clave del artículo técnico original

Paolo Domenici, David Booth, Jonathan M. Blagburn, Jonathan P. Bacon, «Cockroaches Keep Predators Guessing by Using Preferred Escape TrajectoriesCurrent Biology 18: 1792-1796, 25 November 2008 . La figura no requiere muchas explicaciones (han estudiado el comportamiento de las 86 cucarachas de una colonia experimental que vive en su laboratorio).

La cucaracha (un blátido) es un animal sorprendente que le da asco a la mayoría de la gente (especialmente las mujeres). Como plaga son difíciles de eliminar por su resistencia a los insecticidas (por ejemplo, todo el centro de Málaga capital en verano está plagado de blátidos). La cucaracha es un animal que destaca entre los insectos sociales por la complejidad de su comportamiento. Su neurofisiología es objeto de gran número de estudios científicos y este estudio sugiere que la red neuronal responsable de su conducta de huída debe ser especialmente sencilla, con lo que será objeto de gran número de estudios en los próximos años, aunque suficientemente impredecible para garantizar que nos costará trabajo predecir por dónde huirán.

Los secretos de los magos al descubierto (o la neurociencia de la magia potagia)

La magia en acción. Elige una de las siguientes cartas. Mírala fijamente y trata de recordarla.

Quizás te lo facilite si repites su nombre varias veces en voz alta.

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Elige cuidadosamente uno de estos ojos. El que más te guste.

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Adivinaré la carta que has elegido en el transcurso de esta entrada.

El truco de la carta que cambia de color (video en inglés).

Los magos son, básicamente, ilusionistas cognitivos, son artistas de la ilusión y la atención de nuestro cerebro. Manipulan nuestra atención enfocándola o intensificándola para lograr «engañarnos.» Un buen mago, durante un truco de magia, sabe perfectamente a qué le estamos prestando atención y qué está pasando desapercibido por nuestra mente. Las ilusiones cognitivas igual que las visuales logran «engañarnos» enmascaran nuestro percepción de la realidad. El artículo de Susana Martinez-Conde y Stephen L. Macknik, «Magic and the Brain,» Scientific American, december 2008 , nos lo aclara con un buen número de ejemplos ilustrativos. Os encantará cuando lo traduzcan al castellano en Investigación y Ciencia.

Lo primero, la magia potagia: la carta amablemente has elegido es …

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… la carta que me he guardado en el bolsillo y que no aparece aquí.

Soy buen mago, ehhh!

Las técnicas desarrolladas por los magos durante siglos pueden ser utilizadas por los neurocientíficos tanto para obtener nuevos experimentos que nos indiquen cómo funciona el cerebro como para mejorar los experimentos actuales y su interpretación. Más aún, podrían ayudar al diagnóstico y tratamiento de enfermos que sufren ciertos déficits cognitivos como déficits de atención resultado de un trauma, el Alzheimer’s y muchas otras. Estos métodos podrán ser utilizados para lograr tratamientos psicológicos en los que los pacientes se concentren en las partes importantes de sus terapias, suprimiendo distracciones que pueden causarles confusión y desorientación.

Los magos utilizan el término «misdirección» para referirse a la práctica de desviar la atención del espectador alejándola del truco de magia utilizado. Los neurocientíficos cognitivos han catalogado varios tipos de «misdirección.» Destacan la ceguera a los cambios, cuando el espectador no nota un cambio en el escenario cuando solo compara el resultado del cambio con el estado previo al mismo, y la ceguera por falta de atención, cuando el espectador no percibe un objeto inesperado que es perfectamente visible a sus ojos.

Hay muchos tipos de «ceguera» cognitiva que aprovechan los magos en sus trucos o los nuerocientíficos en sus experimentos. Como la «ceguera de elección». Se pide a un sujeto que seleccione la cara más bella de dos fotos. Se tapan las fotos y, sin que se dé cuenta, se la presenta la cara no elegida como si fuera la elegido (ilustrado en la siguiente figura).

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Si se le pide que explique por qué ha elegido esa cara (siendo la que no ha elegido) el 84% de los sujetos no se da cuenta y nos ofrece argumentos «razonables» por los cuales ha elegido dicha cara. Cuando tomamos una decisión somos capaces de justificarla incluso si no es la decisión que realmente tomamos segundos antes.

Espero que os haya servido de botón de muestra.

Por cierto, has notado ya el truco de las cartas que he utilizado.

Te gustará la siguiente página de Sprott, físico y mago y profesor  y showman.