Los dos artículos científicos de la actriz Natalie Portman

Dibujo20131014 Natalie Portman - 1998 photograph Supongo que todos los fans de Natalie Portman saben que firmó dos artículos científicos como Natalie Hershlag en 1998 y en 2002, pero yo me acabo de enterar gracias a un tuit de Alejandro Rivero (@arivero). En secundaria fue primera autora de un artículo publicado en la revista Journal of Chemical Education (enviado al Intel Science Talent Search). En 1999 se matriculó en Psicología en la Universidad de Harvard, publicando un segundo artículo con cinco coautores en la revista NeuroImage; acabó la carrera (bachelor) en 2003. Todo ello entre el rodaje de los episodios II y III de Star Wars y otras películas. Muchos de sus fans pueden utilizarla como ejemplo a imitar, una buena estudiante que invierte parte de su tiempo en aprender a investigar. No sé, ahora veo con otros ojos a Portman. Los artículos son Natalie Hershlag, Ian Hurley, Jonathan Woodward, «A Simple Method To Demonstrate the Enzymatic Production of Hydrogen from Sugar,» J. Chem. Educ. 75: 1270–1274, 1998 [pdf gratis], y Abigail A. Baird, Jerome Kagan, Thomas Gaudette, Kathryn A. Walz, Natalie Hershlag, David A. Boas, «Frontal Lobe Activation during Object Permanence: Data from Near-Infrared Spectroscopy,» NeuroImage 16: 1120–1126, 2002 [pdf gratis]. Sigue leyendo

La resonancia estocástica en acción: Una molécula de hidrógeno controlando un oscilador micromecánico

La resonancia estocástica es un fenómeno muy curioso descubierto en 1981. Un oscilador forzado por una señal periódica y acoplado a una fuente de ruido se pone a oscilar al ritmo del ruido (si forzamiento y ruido se ajustan de forma adecuada). La resonancia estocástica actúa como un proceso de amplificación de la transferencia de energía entre un sistema «pequeño» ruidoso y un sistema «grande» oscilatorio (que recibe energía externa del forzamiento). Una cuestión interesante es cuán pequeño puede ser «pequeño» y cuán grande puede ser «grande.» José Ignacio Pascual (CIC nanoGUNE / Ikerbasque / Freie Univ. Berlin) y varios colegas demuestran en Science que el fenómeno puede ocurrir para algo tan pequeño como una molécula de hidrógeno (H2) y algo tan grande como un oscilador micromecánico de varios miligramos de peso. La molécula de hidrógeno se encuentra sobre una superficie de cobre Cu(111) y el oscilador es la punta metálica de un microscopio de fuerza atómica a muy baja temperatura (5 K) y condiciones de ultravacío. El estado de la molécula hidrógeno fluctúa de forma aleatoria gracias al salto por efecto túnel de electrones entre sus niveles atómicos. Este desplazamiento de electrones de decenas de picómetros, con energías de decenas de milielectronvoltios, ejerce una fuerza de cientos de piconewtons en la punta metálica. Lo sorprendente es que la punta, gracias a la «magia» de la resonancia estocástica, se pone a oscilar al ritmo de las transiciones electrónicas de la molécula de hidrógeno. En cierto sentido, la molécula de hidrógeno actúa como un conmutador molecular que activa y desactiva la oscilación de la punta metálica. Un símil en peso sería como una persona que pegara saltos aleatorios y a cuyo ritmo se pusiera a oscilar todo el monte Everest. El artículo técnico es Christian Lotze, Martina Corso, Katharina J. Franke, Felix von Oppen, Jose Ignacio Pascual, «Driving a Macroscopic Oscillator with the Stochastic Motion of a Hydrogen Molecule,» Science 338: 779-782, 9 November 2012. Más información en CIC Nagune, traducido en Tendencias21.net, y en «Ruido estadístico y movimiento ordenado,» IyC nov. 2012.

Un punto clave que hay que destacar es que la molécula de hidrógeno controla el movimiento, actuando como un interruptor de encendido/apagado, pero no realiza el trabajo mecánico que resulta en las oscilaciones de la punta metálica del microscopio (cuyo movimiento recibe energía de forma independiente). En cierto sentido es como un transistor que actúa como conmutador. Por tanto, no se viola ningún principio de la termodinámica. Alguien podría pensar en acoplar un baño térmico a la molécula de hidrógeno para lograr la extracción de energía (molecular) gratis de las oscilaciones de la balanza, pero un análisis matemático cuidadoso muestra que el interruptor molecular demostrado por Pascual y sus colegas no viola el segundo principio de la termodinámica (la entropía siempre crece) y si se extrae de alguna forma trabajo de la molécula de hidrógeno, necesariamente debe ser aportado por una fuente exterior (el baño térmico).

Hay muchas aplicaciones de la resonancia estocástica en sistemas que procesan información en los que cierto nivel de ruido ayuda a discriminar la señal respecto a dicho ruido, tanto en biología, climatología, química, física, ingeniería, etc. Ver por ejemplo «Una lógica a la que no le molesta el ruido,» IyC, abr. 2010, «Las virtudes del ruido de fondo,» IyC, oct. 1995, o «Ruido vital,» Encuentros, UMA.

Fomentar medidas de ahorro y eficiencia energética es necesario para modificar el modelo energético actual

En España, en el Plan de Fomento de las Energías Renovables se pretende que el 20% de la energía que se genere en España en el 2020 sea de origen renovable. Para conseguir un desarrollo energético sostenible, basado en el uso de las energías renovables y en el fomento de medidas de ahorro y eficiencia energética es necesario modificar el modelo energético actual. Un modelo basado en el uso masivo de combustibles fósiles que puede provocar importantes alteraciones en el clima actual debido a las alteraciones que se pueden producir en el medio ambiente por la ineficiencia de los sistemas de producción de energía útil. Francisco Serrano Casares (Universidad de Málaga), «El reto energético. Energía y desarrollo,» Boletín de la Academia Malagueña de Ciencias VII: 15-25, 2008. Permitidme unos extractos.

La estructura fundamental de nuestro esquema energético, base del actual desarrollo económico, está cimentada en la simbiosis tecnológica entre los motores térmicos y los generadores eléctricos para producir a gran escala un vector energético, la electricidad, que nos permite alimentar a las máquinas eléctricas motoras, generar calor y producir luz. Sólo sabemos obtener calor mediante tres métodos: la combustión química (calor o movimiento), la reacción nuclear (calor) y la irradiación solar (calor o electricidad). Esto constituye lo que se considera el paradigma tecnológico-científico de nuestro esquema energético: el binomio máquina térmica-máquina eléctrica. Esta estructura energética resenta una serie de problemas: (1) el bajo rendimiento de las transformaciones energéticas que tienen lugar en los motores térmicos; (2) las elevadas cantidades de gases perniciosos emitidos por los combustibles fósiles, usados mayoritariamente en los motores térmicos; y (3) la posibilidad de agotamiento de los combustibles fósiles. Hay que plantear un nuevo modelo de desarrollo energético más sostenible, asentado en tres pilares: (1) desarrollo de las energías renovables; (2) políticas de ahorro y eficiencia energética; y (3) tecnologías energéticas avanzadas (los ciclos combinados con gas, la cogeneración, la tecnología del hidrógeno, la fusión nuclear, etc.).

Las energías renovables son aquellas que se producen de manera natural y de forma continua a partir de fuentes que la Naturaleza nos ha dado. Presentan ventajas medioambientales (no producen emisiones contaminantes, no generan residuos importantes, son inagotables), estratégicas (son autóctonas, evitan la dependencia exterior) y sociales (creación de empleo, contribuyen al equilibrio interterritorial, son autóctonas). Enfrente, las fuentes de energía tradicionales son contaminantes, agotables y están distribuidas muy irregularmente. Se consideran energías renovables las siguientes: (1) la energía hidráulica (procedente de los saltos de agua); (2) la energía geotérmica (procedente del interior de la tierra); (3) a energía del mar (procedente de las olas y de las mareas y la que se obtiene de las diferencias de temperatura entre las aguas superficiales y las profundas); (4)  la energía solar térmica y fotovoltaica; (5) la energía eólica; y (6) la energía de la biomasa.

El principal inconveniente de las energías renovables, dentro de la red de generación de energía eléctrica a escala mundial, ha sido la discontinuidad en la generación y suministro (gestionabilidad); la excepción que confirma la regla son la biomasa o los biocombustibles. La solución a buscar ha sido siempre la de encontrar una forma de almacenar temporalmente, y de forma eficiente, la energía, con el objeto de desacoplar la citada discontinuidad en la producción propia del suministro. La introducción del hidrógeno como sistema de almacenamiento a gran escala, permitirá desacoplar la producción de energía renovable de la demanda de electricidad, disminuyendo los problemas derivados de la aleatoriedad de aquella, aumentando la predictibilidad y garantía de suministro, y en suma, incrementando el valor añadido y rentabilidad de las fuentes de energía renovable. Además, abrirá una vía para la penetración de las energías renovables en un sector consumidor del 33% de la energía primaria: el sector transporte. Manuel Felipe Rosa Iglesias (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), «Hidrógeno como vector energético: Elementos y usos,»  Boletín de la Academia Malagueña de Ciencias VII: 27-40, 2008. Permitidme también unos extractos.

La electricidad y el hidrógeno son dos portadores de energía que permitirían atender a todas las demandas energéticas. Con demasiada frecuencia se nos presenta al hidrógeno (y las tecnologías asociadas) como elementos fundamentales y la panacea para solventar los problemas derivados de la escasez de recursos energéticos, olvidando con frecuencia que el hidrógeno no es ninguna fuente de energía (es preciso consumirla para producirlo). Igualmente se nos presenta como tecnologías novedosas y si bien es cierto lo son en su aspecto de aplicación terrestre, en el espacio se vienen utilizando desde hace unos 50 años como elementos integrantes de las Plantas de Potencia de Aplicación Espacial. En la actualidad casi el 96% del hidrógeno mundial se produce a partir de combustibles fósiles, principalmente por reformado de gas natural con vapor de agua y se consume como un componente que forma parte de multitud de procesos convencionales, principalmente (en torno a un 72%) en la industria química y petroquímica. Desde un punto de vista energético, su utilización más significativa es como combustible en misiones espaciales.

La utilización de la energía solar térmica a alta temperatura para la producción de hidrógeno proporciona tres alternativas: proceso termolítico (rotura de la molécula de agua en sus elementos, oxígeno y hidrógeno, como consecuencia de la alta temperatura; superior a 2000 ºC), electrolítico (rotura de la molécula de agua en fase vapor mediante el uso de energía eléctrica) y químico (reacción química promovida por la energía fotónica). Este tipo de procesos están a escala de laboratorio (termólisis y electrolisis en fase vapor) o de planta de experimentación (químicos), siendo preciso una intensificación

La producción de hidrógeno electrolítico es la más adecuada para acoplarse a las energías eólica y fotovoltaica (conjuntamente con las pilas de combustible), en especial, para desacoplar producción y demanda de energía eléctrica, transfiriendo energía desde los periodos de alta producción y baja demanda a los de alta demanda. Las pilas o celdas de combustible son unos dispositivos electroquímicos que convierten la energía química de reacción directamente en energía eléctrica. Su diferencia fundamental con las baterías es que estas últimas son acumuladores de energía, dejando de producir energía cuando se consumen dichos reactivos. Las pilas de combustible son, por el contrario, dispositivos que tienen teóricamente la capacidad de producir energía eléctrica mientras que se suministre combustible y oxidante a los electrodos. El combustible (normalmente hidrógeno) se aporta en el ánodo y el oxidante (aire u oxígeno) en el cátodo, produciéndose electroquímicamente, energía eléctrica en forma de corriente continua, agua (como producto de la reacción), calor de proceso y, si se ha utilizado un combustible con carbono, CO2 (como los biocombustibles). El grado de independencia entre su eficiencia y su tamaño en las pilas de combustible permite desarrollar plantas de pequeña potencia (desde vatios) y plantas de cientos de kilovatios o, incluso, de megavatios, con un rendimiento relativamente elevado.

A corto plazo, el objetivo debería ser la consecución de un uso más eficiente de la energía y un creciente suministro desde las fuentes de energía europeas, principalmente de las renovables. A largo plazo, una economía basada en el hidrógeno tendrá impacto en todos estos sectores. La producción de hidrógeno “limpio” mediante fuentes de energía renovable y su “producción distribuida” encaja perfectamente con la idea de desarrollo sostenible basado en las economías locales

Fotosíntesis artificial para placas solares y producción de hidrógeno

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El futuro de la energía pasa por el hidrógeno. La energía solar debería ser la mejor manera de producir hidrógeno. Para ello hay que implementar una fotosíntesis artificial en células solares. En el congreso de la American Chemical Society (ACS) celebrado en agosto de 2009, un equipo de investigación afirmó haber logrado emular la fotosíntesis en una célula solar gracias a la incorporación de un nuevo catalizador. Por ahora, el proceso es muy ineficiente y no permite fabricar hidrógeno a un precio comercialmente rentable. Sin embargo, el australiano Gerhard Swiegers, miembro del equipo investigador, cree que en unos años dicha eficiencia será mejorada enormemente. Nos lo contó hace un año Robert F. Service, «New Trick for Splitting Water With Sunlight,» Science 325: 1200-1201, 4 September 2009. Quizás convenga que lo recordemos.

En la fotosíntesis las plantas usan la clorofila y otras moléculas para capturar la luz solar y separar el agua en oxígeno e iones de hidrógeno (protones) que la planta utiliza para generar energía química para su uso. Las plantas usan una molécula basada en manganeso como catalizador natural de esta reacción. Esta molécula es muy difícil de sintetizar ya que es muy difícil estabilizar sus átomos de manganeso en su estructura cúbica. El equipo investigador logró sintetizar dicho catalizador hace tres años impregnado en una membrana. Ahora han logrado integrarlo en una célula solar (dye-sensitized solar cell, DSSC). En estas células, la luz solar es captada por una molécula orgánica en la que se excita un electrón que se inyecta a una nanopartícula vecina de dióxido de titanio. Repitiendo este proceso se genera una corriente eléctrica. Este proceso puede utilizar para realizar una hidrólisis del agua si se añade un catalizador adicional, óxido de iridio, que utiliza los electrones excitados en la DSSC para dividir el agua. El gran problema de este procedimiento es que el iridio es un elemento raro y caro, y el catalizador necesita corriente eléctrica para llevar a cabo su tarea de hidrólisis.

La contribución de Swiegers, Dismukes y los investigadores dirigidos por Spiccia es utilizar un catalizador de manganeso en las DSSC para lograr la hidrólisis sin necesidad de corriente eléctrica adicional. El manganeso tiene la ventaja añadida de que es abundante, barato y no es tóxico. La instalación consiste en dos electrodos sumergidos en el agua, separados por una membrana de plástico que permite el paso de protones solo en una dirección. En el ánodo, la luz solar es absorbida por un medio de rutenio, que inyecta electrones excitados en las partículas vecinas de dióxido de titanio; de esta forma los electrones fluyen en el circuito externo. El catalizador de manganeso también absorbe la luz solar, toma los electrones de moléculas de agua y los transfiere a las moléculas orgánicas para restaurar su capacidad de captación de luz. Las moléculas de agua despojadas de electrones se disocian en oxígeno molecular y en protones (iones de hidrógeno). Los protones pasan a través de la membrana de plástico hacia el cátodo, donde se combinan con los electrones del circuito externo, produciendo hidrógeno molecular. La figura que abre esta entrada ilustra el proceso. 

Tratar de emular la fotosíntesis en una célula solar parece más complicado que tratar de aprovechar la fotosíntesis en bacterias y tratar de mejorar su eficiencia. Hacerlo por ingeniería genética (la aproximación de la biología de sistemas) se está estudiando desde muchos frentes, pero es difícil lograr mejoras en la eficiencia mucho mayores del 10%. Sin embargo, se pueden obtener mejoras más importantes gracias al acoplamiento de la actividad microbiana con la electricidad producida por células solares. Este enfoque ha sido presentado recientemente en el artículo técnico de Folusho Francis Ajayi, Kyoung-Yeol Kim, Kyu-Jung Chae, Mi-Jin Choi, In Seop Chang, In S. Kim, «Optimization studies of bio-hydrogen production in a coupled microbial electrolysis–dye sensitized solar cell system,» Photochemical & Photobiological Sciences 9: 349-456, 2010.

Se acopla un conjunto de células de hidrólisis basadas en microbios (MEC) con una célula solar sensibilizada con un tinte orgánico (DSSC) propio de la vía metabólica que utilicen los microbios. De esta forma se logra la producción de hidrógeno simultáneamente en todas los MEC cuando la célula solar (DSSC) recibe luz solar. El uso de un catalizador adecuado en el ánodo permite un incremento en la eficiencia para la producción de hidrógeno de los microbios entre un 42% y un 65%. Incluso una iluminación solar de baja intensidad permite que el sistema de producción hidrógeno funcione. Por ahora el problema es que una iluminación solar débil y una intensa conducen al mismo resultado. Ello indica que el sistema se debería poder mejorar mucho. Sobre todo para que una iluminación intensa mejore la producción de hidrógeno más que una débil. Aún así una mejora del 50% en la producción natural de hidrógeno por parte de los microbios es muy grande comparada con la que se obtienen con otros experimentos que no utilizan la inyección de electricidad adicional.

Más barato imposible: células de combustible para hidrógeno sin metales preciosos

La economía del hidrógeno sustituirá a la basada en petróleo. Con toda seguridad. El hidrógeno es un vector energético igual que las baterías. El problema de las células de combustible para hidrógeno de suficiente potencia para la industria automovilística es que son caras porque contienen platino (un metal precioso y caro), que utilizan como catalizador de la reacción de reducción del oxígeno. Michel Lefèvre et al. en Science han dado un paso de gigante para abaratar los costes: nuevos catalizadores que usan hierro en lugar de platino sin merma de rendimiento. Nos lo cuentan Hubert A. Gasteiger, Nenad M Marković, «Just a Dream-or Future Reality?,» Science 324: 48-49, 3 April 2009 , haciéndose eco del artículo técnico de Michel Lefèvre, Eric Proietti, Frédéric Jaouen, Jean-Pol Dodelet, «Iron-Based Catalysts with Improved Oxygen Reduction Activity in Polymer Electrolyte Fuel Cells,» Science 324: 71-74, 3 April 2009 .

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Frecuencias de conversión de oxígeno en agua y energía para diferentes catalizadores. (c) Science.

Los mejores catalizadores para la reducción del oxígeno en células de combustible, a nivel de investigación, se basan en nanopartículas de platino soportadas en una matriz de carbono (catalizadores Pt/C). En aplicaciones a gran escala su coste es demasiado elevado. Mucho se ha trabajado para lograr catalizadores que no usen metales preciosos (como los que utilizan hierro coordinado con nitrógeno en una matriz de carbono, Fe/N/C). Sin embargo, los Fe/N/C tienen un rendimiento muy bajo comparado con los Pt/C (técnicamente entre 150 y 200 mV por debajo).

El nuevo trabajo de Michel Lefèvre y coautores es un sueño cumplido. Han logrado catalizadores Fe/N/C tan buenos como los Pt/C. El impacto en la tecnología del hidrógeno promete ser revolucionario. Han logrado frecuencias de 1/25 Hz. en la conversión electroquímica de oxígeno en energía y agua. Estas frecuencias tienen que ser más altas que en las células Pt/C para lograr que tengan un rendimiento similar a mucho menor coste. No todo son ventajas. La vida media de las células Fe/N/C a pleno rendimiento suele ser más baja que las Pt/C. Lefèvre y coautores han logrado un funcionamiento óptimo durante 100 horas, es mucho, pero todavía es poco, pero hace sólo 4 años alcanzar esta estabilidad en las células Fe/N/C parecía imposible.

Y es que la tecnología de los vectores energéticos está logrando cosas que hace sólo unos años parecían imposibles. Se publicará próximamente en Science un artículo en el que se presenta la fabricación de baterias de litio de alta potencia que utilizan virus modificados genéticamente. Noticia en El Mundo (vía Menéame). Artículo técnico de Yun Jung Lee, Hyunjung Yi, Woo-Jae Kim, Kisuk Kang, Dong Soo Yun, Michael S. Strano, Gerbrand Ceder, and Angela M. Belcher, «Fabricating Genetically Engineered High-Power Lithium Ion Batteries Using Multiple Virus Genes,» Science, Published online April 2 2009 . Estos investigadores del MIT (Massachusetts Institute of Technology, Cambridge, EE.UU.) han manipulado dos genes del virus bacteriófago M13 que logran su afinidad a nanotubos de carbono y que le permiten nuclear fosfato de hierro amorfo (a-FePO4) en su cubierta proteica. El resultado son electrodos de nanotubos y virus M13 con excelentes propiedades, similares a los electrodos que utilizan fosfatos de hierro-litio cristalino (c-LiFePO4).

El motor de agua, utopía o realidad (o la conspiración de las petroleras en contra de la «energía gratis»)

¿Es fiable una noticia publicada en BBC Mundo Ciencia.com? «Sólo agua en mi tanque, por favor» afirma que un automóvil que funcione con agua será una realidad próxima. Aluden a un grupo de investigadores de la Universidad de Minnesota en EE.UU. y del Instituto de Ciencia Weizmann en Rehovot, Israel. La noticia no es original, apareció en la revista NewScientist «A fuel tank full of water«. Con 45 litros de agua y «boro» como reactivo, se liberan 5 kg de Hidrógeno. Como el motor de hidrógeno es una realidad. El resultado es «energía gratis» para todos. Afirman que el físico argentino Juan Carlos Bolcich (especialista en energía basada en Hidrógeno) cree que la iniciativa es viable. «El boro, el sodio o el calcio son elementos que en contacto con el agua son muy reactivos y permiten separar el oxígeno del hidrógeno que intervienen en la composición molecular del agua», explica. En este proceso, queda un residuo (hidróxido de boro) que debe ser reciclado para «volver a obtener un tipo de boro en la composición química, dimensión y características debidas para ser cargado nuevamente como reactor junto con el agua en el vehículo».

El artículo va más allá y afirma que la compañía «PowerBall Technologies espera conseguir una máquina que vaya alimentándose de hidrógeno liberado de un tanque de agua gracias a unas pelotitas plásticas cargadas con sodio» [PowerBall Technologies es una compañía que «parece un timo», no encuentro su página web y referencias como esta de Fuel Cell Today, llevan a una página web «timo»; debe ser que yo soy «inútil e incapaz» de encontrarla]. La empresa israelí Engineuity «promete tener un prototipo en tres años cuyos costos de funcionamiento serán comparables a los de un automóvil cuyo motor funciona con combustible convencional derivado del petróleo». En la página web de esta compañía se afirma que usando un hilo metálico ligero (como aluminio o magnesio), agua y un dispositivo «especial» de conversión, la compañía ha conseguido un flujo continuo de hidrógeno, que puede ser usado como combustible en un autómovil especialmente preparado.

El problema del petróleo ya está resuelto ¡ Aleluya ! Será sustituido por «el problema del boro».

Recordad que el motor de gasolina también necesita oxígeno (que extrae del aire). El motor de boro (si preferíis de hidrógeno, aunque lo que se le echa al tanque es boro, el reactivo) necesita agua (que no se extrae del aire). El boro con el agua produce hidrógeno y óxido de boro. El óxido de boro se recicla aportando energía (¿de dónde?) para recuperar el boro original. El hidrógeno es buen combustible (el primer motor de hidrógeno es de 1807), pero el petróleo será sustituido con toda seguridad por el hidrógeno como vector energético. La economía del hidrógeno será la economía del s. XXI.

Conocerán estos periodistas (de NewScientist) y estos inventores (americanos e israelíes) al extremeño Arturo Estévez Varela (a quien Franco mandó parar el motor de agua). Bueno, ¡¡ eso dicen !! «El invento del extremeño quedó en punto muerto por orden del dictador tras recibir un informe desfavorable de la Escuela de Ingenieros (…) porque «ya se ha hecho bastante el ridículo»». Mucho se ha escrito sobre este inventor («El revolucionario invento de un extremeño cobra actualidad 30 años después«) cuyo ‘motor de agua’ «fue acogido con desdén y escepticismo pese a las numerosas pruebas que realizó por toda España ante auditorios repletos de personas, en las que utilizaba agua a la que se añadía un producto nunca revelado». «Su creador alcanzó la notoriedad y se hizo popular entre la gente llana». «Después de fallecer en el anonimato, Arturo Estévez Varela ha vuelto a adquirir el renombre que tuvo tres décadas atrás».

«El domingo, 29 de abril de 1971, (…) vertió (…) en un pequeño motor de explosión (…) un litro de agua de la que previamente había bebido un niño (¿ pobre niño !). Tras algunas manipulaciones y de algunas intermitentes explosiones el motor se puso en marcha. El inventor acercó su nariz al tubo de escape y aspiró el gas que salía para exclamar ante la sobrecogida concurrencia: ¿oxígeno!.» En realidad el motor funcionaba a «trompicones» (según testigos) y no se le podía someter a esfuerzos, pues se calaba.

¡ Qué bonito es soñar ! Investigar cuesta mucho trabajo, muchas horas de esfuerzo, … pero qué bonito es soñar que uno puede resolver uno de los grades problemas de la Humanidad. Os auguro que volverán muchos Arturo más.