La producción de los yacimientos de petróleo a nivel mundial aumentó a un ritmo similar a la demanda entre 1988 y 2005 (comportamiento elástico), pero algo cambió y desde entonces se ha mantenido más o menos constante (comportamiento inelástico). A pesar de que el precio del crudo ha crecido un 15% al año en los últimos 7 años, todo parece indicar que la producción ha tocado techo y desde el año 2005 parece disminuir entre un 4% y un 6% anual. Como muestra la figura que abre esta entrada, el precio sigue reflejando la demanda debido a la crisis financiera que se inició en 2008 (por ejemplo se redujo 35 $ en 2009 tras la crisis de 2008-2009, y se recuperó con la mejora posterior de la economía mundial). Estos datos se publican en una noticia de opinión (artículo tipo Comment) aparecido la semana pasada en Nature que reivindica la idea del «peak oil» (la teoría del pico de Hubbert, también conocida como cenit del petróleo). Si confiamos en los datos que aparecen en este artículo, el cenit del petróleo se alcanzó entre 2005 y 2006, y a partir de entonces empezó el declive de su producción, con el consiguiente incremento en su coste. En opinión de los autores de este artículo, la existencia de este pico puede provocar graves crisis económicas en los años venideros, ya que nuestra sociedad no podrá soportar el alza de precios del crudo. Según los autores del artículo es necesario que se incorporen políticas energéticas y medioambientales adecuadas que nos permitan ir prescindiendo, poco a poco, pero sin pausa, de los combustibles fósiles. El artículo técnico es James Murray, David King, «Climate policy: Oil’s tipping point has passed,» Nature 481: 433–435, 26 January 2012. Permíteme una traducción/resumen de este artículo. Pero antes recuerda que los autores del artículo son expertos en cambio climático y que no son expertos en economía o en política energética, y que dicho artículo no presenta resultados científicos obtenidos mediante nuevos modelos, es solo un artículo de opinión.
El gran problema de la teoría de Hubbert es que el verdadero volumen de las reservas mundiales de crudo que están probadas se mantiene bajo secreto estratégico (las previsiones de las compañías petroleras no han sido auditadas y la opinión de muchos expertos es que parecen ser exageradas). Un problema adicional es que las reservas no se pueden explotar de forma instantánea; se requieren entre 6 y 10 años para preparar las perforaciones y desarrollar los canales de distribución necesarios para incorporar dichas reservas en la oferta; durante ese tiempo muchos grandes campos petrolíferos podría haberse agotado. Por ello, los autores del artículo en Nature consideran más sensato analizar la teoría del cenit del petróleo utilizando los datos de producción real, aunque estos datos son poco alentadores. Mientras la información «oficial» apunta a que las reservas están creciendo, los datos de producción real están bajando. La producción en todos los yacimientos de petróleo existentes en el mundo está disminuyendo a un ritmo entre el 4,5 % y el 6,7 % al año. Gracias a la explotación de nuevos pozos se está manteniendo estable la producción mundial.
La producción mundial parece haber tocado techo en 75 millones de barriles al día y un valor similar a los 72 millones que se producían en 2005. Este gráfico muestra los precios en función de la producción desde 1998 hasta hoy, muestra esta transición de forma dramática. La respuesta elástica entre la producción y los precios parece que se ha transformado en inelástica. No nos estamos quedando sin petróleo, pero nos estamos quedando sin petróleo barato, el que se puede producir de forma sencilla y a buen precio. El problema según los autores del artículo de Nature es que los políticos todavía no se han dado cuenta de este hecho y no están aplicando las medidas necesarias para contrarrestarlas. Más aún, la US Energy Information Administration, proyecta de forma optimista un incremento del 30% en la producción de petróleo de aquí a 2030. Supuestamente se obtendrá gracias a la explotación de reservas aún por descubrir. Este aumento requiere un incremento de la producción diaria de 22 millones de barriles para el 2030. Los autores del artículo de Nature opinan que la producción de derivados del petróleo a partir de arenas bituminosas no podrá responder a la demanda; por ejemplo, Canadá podría alcanzar unos 4,7 millones de barriles diarios en 2035 y Venezuela menos de 2 millones. Más aún, en opinión de los autores del artículo en Nature se necesitan nuevos campos petrolíferos que produzcan más de 64 millones de barriles diarios, más o menos el equivalente a la producción total actual, es decir, es muy poco probable que esto suceda.
¿Será el carbón la solución a nuestras necesidades energéticas y se mantendrá barato durante décadas? Varios estudios recientes sugieren que no. La producción de carbón en los EE.UU. alcanzó su cenit en 2002, y en el mundo se podría alcanzar en 2025. ¿Será el gas natural la solución? El gas natural sigue siendo abundante y se han hecho grandes descubrimientos recientemente, sobre todo en Israel y Mozambique el año pasado. La producción de gas natural en EE.UU. alcanzó su cenit en 2001, pero las compañías han trabajado duro para promover la idea de que el shale gas o gas de pizarra, obtenido a partir de la explotación del esquisto, dará lugar a «la era del gas natural». No hay duda de que EE.UU. tiene grandes reservas de este gas, pero los informes más recientes sugieren que tanto las reservas como los costes de producción han sido muy exagerados.
¿Qué significa todo esto para la economía mundial, estrechamente vinculada a los combustibles fósiles? Según los autores del artículo, si no se hace algo urgentemente, se avecina una gran crisis económica. Los precios del petróleo fueron importantes en la crisis financiera de 2008 en EE.UU.; además, los países europeos más dependientes del petróleo como fuente de energía primaria son los famosos PIIGS (como nos contó Luis de Sousa, «What makes them PIIGS?,» European Tribune, Sat Apr 10th, 2010). Los autores del comentario de Nature mencionan solo el caso de Italia y afirman sin rubor que el precio del petróleo es probable que haya sido un gran contribuyente a la crisis del euro en el sur de Europa, donde los países dependen totalmente del petróleo extranjero.
Los autores del comentario de Nature acaban afirmando que no son ningún secreto ni nada misteriosas. Hay que disminuir las pérdidas de energía en los procesos de conversión y transmisión, y hay que aumentar la eficiencia del uso de la energía de combustibles fósiles. Para lograrlo, los autores proponen incrementar los impuestos a los combustibles fósiles, mantener sus precios altos y para fomentar la reducción en el consumo de energía; también proponen favorecer la energía nuclear, revisar las expectativas de crecimiento económico sin un aumento del uso de combustibles fósiles, reducir los límites de velocidad en las carreteras y fomentar el transporte público, así como introducir ayudas fiscales al desarrollo de energías renovables. La transformación llevará décadas, por lo que se debe comenzar tan pronto como sea posible. Los gobiernos tienen que actuar ahora, pues el coste de dicha acción será mayor conforme nos adentremos en el siglo XXI.