La resaca son los síntomas de un consumo elevado de alcohol, como dolor de cabeza, náuseas, sed y fatiga. Las causas fisiológicas de la resaca son desconocidas, pero los estudios estadísticos, la mayoría basados en encuestas, indican que la propensión a la resaca en individuos expuestos a similares cantidades de alcohol varía de una persona a otra. En bebedores habituales se ha encontrado que el 23% de ellos no experimenta resaca tras su consumo habitual de alcohol (según un análisis de la literatura científica sobre la resaca). ¿Por qué el 23% de los bebedores habituales parece resistente a la resaca? Los investigadores no lo saben, aunque creen que la causa es una combinación de los patrones de consumo (qué, cómo y dónde se consume) y de factores genéticos o hereditarios. Los interesados en leer el estudio agradecerán que es de acceso gratuito: Jonathan Howland, Damaris J. Rohsenow, Erika M. Edwards, «Are Some Drinkers Resistant to Hangover? A Literature Review,» Current Drug Abuse Reviews 1: 42-46, 2008.
Esto viene a colación porque he incluido una respuesta a la pregunta de Yoryoryo, «¿Por qué sienta tan mal la mezcla de distintas bebidas alcohólicas?,» Cientifi.net, 25 Sep. 2010. Quisiera compartir dicha respuesta con vosotros.
«Las bebidas alcohólicas con color oscuro (como el bourbon o el whisky) producen peores resacas tras una borrachera que las bebidas sin color (como el vodka o la ginebra) debido a que tienen más congéneres, sustancias diferentes del alcohol (etanol) que se forman en la fermentación de la bebida. El bourbon contiene 37 veces más congéneres que el vodka. La causa principal de la borrachera es el etanol, pero los congéneres empeoran sus efectos.» Extraído de mi blog, donde se discutió el artículo técnico de Damaris J. Rohsenow et al., “Intoxication With Bourbon Versus Vodka: Effects on Hangover, Sleep, and Next-Day Neurocognitive Performance in Young Adults,” Alcoholism: Clinical and Experimental Research, Published Online: 17 Dec 2009.
La hipótesis de que las borracheras dependen de los congéneres de la bebida consumida es muy antigua. Por congéneres entendemos el metanol, polifenoles, aminas, amidas, acetonas, etc. que se producen durante la fermentación. Su importancia fue comprobada empíricamente por G.L.S. Pawan «Alcoholic drinks and hangover effects,» The Proceedings of the Nutrition Society 32: 15A, 1973, y confirmada desde entonces por muchos autores. Entre los congéneres que afectan a la borrachera el más estudiado es el metanol (de hecho, se ha llegado a proponer como «cura» para la resaca la administración de pequeñas dosis de metanol). Pero se sabe que el metanol no es el único culpable de la resaca, ya que también la provocan bebidas (como el vino de calidad) que lo contienen en muy baja concentración. A los que tengan acceso les recomiendo el artículo de revisión de Gemma Prat, Ana Adan, Miquel Sánchez-Turet (Universidad de Barcelona) «Alcohol hangover: a critical review of explanatory factors,» Human Psychopharmacology: Clinical and Experimental 24: 259–267, June 2009. Gratis podéis leer Robert Swift, Dena Davidson, «Alcohol Hangover Mechanisms and Mediators,» Alcohol Health & Research World 22: 54-60, 1998.
En España se dice que a uno le han dado «garrafón» si cuando pide una copa de una bebida destilada de marca le sirven de una botella rellenada (ilegalmente) con un alcohol similar de baja calidad. A altas horas de la noche y tras muchas copas en el cuerpo solo los paladares más exquisitos distinguen entre el garrafón y la bebida original, por eso mi recomendación a los jóvenes, dados a los excesos, es beber siempre lo mismo para acostumbrar el paladar y los sentidos a diferenciar de forma automática entre lo que es garrafón y lo que no lo es, incluso con alto niveles de etanol en el cuerpo. Sin ánimo de presumir, en más de una ocasión he superado con éxito una cata a ciega de whiskies, para sorpresa de propios y extraños, que ya me daban por borracho (y seguro que lo estaba). El gran problema del garrafón es que se usan alcoholes que son baratos porque no han sido filtrados correctamente y contienen ciertos productos tóxicos producidos durante la destilación de los alcoholes, como el metanol, que la legislación sanitpñ´ñaria prohíbe por encima de cierto umbral. La resaca tras beber garrafón es mucho peor que cuando se consumen productos controlados por las autoridades sanitarias. Aún así, quisiera recordar que se puede disfrutar a tope incluso bebiendo con moderación. Lo digo para los jóvenes, ya que los que ya somos viejos (aunque no seamos abuelos) lo tenemos bien aprendido (por experiencia propia).
Disfrutando ahora mismo de un whisky de malta, al ritmo se su postgusto, me viene a la mente la producción de bebidas destiladas de producción casera. Tengo amigos que producen orujo (son gallegos) y absenta (son murcianos) solo para la «familia.» Lo hicieron sus padres y lo hicieron sus abuelos. Sin pasar por controles sanitarios, el disfrute de estos productos requiere autocontrol y moderación extrema. Exquisitos son (mis amigos los producen con el máximo cariño), pero un consumo racional exige recordar que lo bueno, sin abuso, es dos veces bueno.